Chubut

Represas de Santa Cruz: Diferencia entre el relato, las inversiones y la realidad II

En un Informe de fines del año pasado Guillermo Tamburini Belibeau y Guillermo Folguera, derrumbaron las falacias armadas por los gobiernos alrededor de una obra que ha consumido miles de millones de dólares y en una década ni siquiera puede mostrar un 50% de su ejecución, tal como lo reflejan los datos de la realidad. 

Los autores desmitifican el relato político, las mentiras y las promesas volcadas en la opinión pública, al momento de pedir la licencia social para hacer viable el proyecto. En nota anterior vimos 1ª. Y 2ª. desmitificació:

 

Son una herramienta de control de inundaciones, riego y abastecimiento (3ra. desmitificación)

 

El Presidente de la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano de la Cámara de Diputados, Mario Barletta decía: Tengamos en cuenta que las obras hidroeléctricas son multipropósito: muchas de ellas también posibilitan proyectos de riego, de agua potable, de turismo y, en muchos casos, de regulación de caudales que pueden producir inundaciones. 

 

Tanto por su régimen hídrico, como por la escasa población del valle, las crecidas del río Santa Cruz no se presentan como un elemento de riesgo, aunque los fuertes cambios previsibles sobre estas dos variables hacen prever conflictos en este sentido y el asentamiento de megaproyectos mal planificados pueden agravar una situación previa.

 


  
El sistema fluvial tiene un favorable grado de adaptabilidad a sus ciclos fruto de su evolución en tiempos geológicos, que sostiene al ecosistema, incluidas inundaciones y sequías. Este ecosistema, se verá seriamente afectado por la construcción de los Aprovechamientos Hidroeléctrico del Río Santa Cruz. 

 

Se ha señalado que ante la construcción de este tipo de ingenios, incluso los diseñados para prevenir inundaciones, han generado desequilibrios hídricos mayores que los existentes antes de su presencia (McCully, 2004). En términos generales, no es concebible que la destrucción del 50% de la extensión del río pueda ser un factor positivo para su ciclo de vida. Más aún ante la evidente falta de planificación. 

 

Por otro lado, el regadío y abastecimiento son cuestiones de primordial importancia en la región y que deben ser debidamente planificadas y no tratadas con ligereza. En Santa Cruz hay desabastecimiento de agua en algunas poblaciones y déficits estructurales para el transporte de personas o materias primas y mercancías. Con el llenado de los embalses se perderá la mejor tierra fértil de la región, que cubre el valle fluvial. 

 

Se invertirán miles de millones de dólares en las represas sin que exista planificación estratégica en riego, turismo, multipropósito o en grandes infraestructuras básicas de otro tipo.

 

Son una importante fuente de empleo, favorecen el desarrollo local y el mercado laboral (4ta. desmitificación)

 

La respuesta rápida a este argumento sería que los distorsionan y deterioran. Como sucede también en este megaproyecto, es habitual que las megaobras extractivistas se presenten en zonas más o menos aisladas. 

 

En una zona en extremo despoblada se generan dos villas temporarias de dimensiones cercanas a las de las principales poblaciones de la provincia y pobladas por trabajadores que son en su inmensa mayoría varones adultos, cubriendo un espectro social, de género y cultural homogéneo. Es decir, no se construye una ciudad sino un gueto-enclave de género, generacional, cultural y de clase. 

 

Este contexto solo favorece la conflictividad por proliferación de realidades como saturación de servicios, mercados de juego, prostitución y consumo de drogas. 

 

El problema no reside en el rol de los trabajadores y trabajadoras, sino en el deficitario y perjudicial tejido social que se construye en torno a las obras, que por lo demás desaparecerá cuando estas concluyan, dejando un vacío difícil de rellenar. 

 

Hace un par de décadas que la provincia se encuentra en un proceso de crecimiento demográfico sustentado en actividades asentadas en los sectores energético, minero, de pesca y turismo, que se suman a la ganadería. Planificar con rigor estas actividades, donde sin lugar a dudas el sector turístico es clave, debería ser una política fundamental, pero en ningún caso debería serlo la instauración de proyectos extractivistas que favorecen la concentración del capital y que desequilibran y ponen en riesgo los entramados ambiental, económico y social. 

 

Represas como símbolo popular (5ta. desmitificación)

 

Las megaobras son siempre simbólicas. Representan importantes palcos escénicos para la propaganda de sus ejecutores y en el caso de los Aprovechamientos Hidroeléctricos del Río Santa Cruz, el oficialismo (anterior) repetía frecuentemente los eslóganes de los beneficios generados “para todos los argentinos”, “para todos los santacruceños”. De este modo el oficialismo asumía que velaba sin fisuras por el bien de la comunidad entera al representar a “todos los argentinos”, o incluso a “toda la humanidad” cuando se permite poner en riesgo al patrimonio de la humanidad ante la posible afectación del glaciar Perito Moreno (UNESCO, 2021), o en términos más generales, de una cuenca única a escala global. 

 

El kirchnerismo ha llevado la obra al ámbito personal. Las represas, la mayor obra argentina de los últimos treinta años y la mayor represa china en construcción fuera de su territorio (FARN 2018a; Mora, 2018), llevan el nombre del ex-presidente del país y ex-gobernador de la província Nestor Kirchner y el de otro ex-gobernador provincial peronista, Jorge Cepernic 
 

 


  
En la provincia natal de la familia Kirchner y donde la ex gobernadora Alicia Kirchner, fue la principal promotora y defensora de esta obra y la ha convertido en un símbolo identitario. Una de las primeras acciones públicas que realizó Cristina Fernández al tomar su cargo como vicepresidenta tras un tiempo alejada de la primera línea política, fue visitar las obras de las represas. 

 

Oponerse a los AHRSC se convierte en sinónimo de oposición al kirchnerismo y bajo la mirada más ortodoxa de esta corriente, supone alinearse con la oposición antiperonista y neoliberal aún cuando dicha oposición participó también del desarrollo del proyecto

 

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