MITOS Y LEYENDAS

La Pincoya mujer que enamora a los pescadores en el Archipiélago de Chiloé

En notas anteriores describimos algunos de los personajes de la rica mitología del Archipiélago de Chiloé y hoy para cerrar esta mini incursión por las creencias populares del pueblo chilote, nos vamos a referir a la Pincoya.

por Por Adolfo Pérez Mesas 12/03/2021 - 22.41.hs

Dicen, como toda leyenda que se transmite de boca en boca, que la Pincoya, es una sirena de una extraordinaria belleza, capaz de enamorar al más desprevenido marino o pescador. Vive el fondo del mar y aparece en la superficie para anunciar buenas o malas temporadas de peces y mariscos.

 

 

La Pincoya es hija de Millalobo, el capitán del barco llamado Caleuche, que está condenado a navegar eternamente por el archipiélago de Chiloé, que está constituido por unas 100 islas, poblada de pescadores y marinos de altamar.

 

Decíamos que este personaje de la mitología, es una sirena, pero muy distintas a aquellas que tienen cola de pez. Las Pincoya es una perfecta y hermosa mujer que, cuando sale del fondo del mar a hacer sus anuncios de prosperidad o malarias, lo hace semivestida con un traje de algas para danzar en la playa. Si su danza lo hace de espaldas al mar, es porque la temporada de pesca será pobre, si lo hace danzando mirando hacia el mar entonces habrá abundancia de peces y mariscos.

 

 

Entre la Pincoya y el Trauco, hay una diferencia muy marcada en la forma de enamorar a sus víctimas. El Trauco, como decíamos en la nota anterior, es un machista de aquellos, seduce a las mujeres casaderas con sus artes mágicas y se las lleva al bosque, donde luego de un par de días aparecen embarazadas. En cambio, la Pincoya, es más sutil, se deja desear, es una mujer hermosa con cabellera rubia, tez bronceada por el mar y de curvas perfectas con un angelical andar. Muchos marinos han sucumbido ante sus insinuaciones y hasta el más recio de los mortales ha caído vencido en sus brazos, según dicen.

 

Un periodista de este diario, que hace algunos años gustaba de viajar y pasar sus vacaciones en Chiloé, contaba cómo un día, luego de cenar y dirigirse al hotel, le advirtieron que no caminara por la costanera que trate de hacerlo por las calles céntricas, porque podría ser su perdición si en el camino se cruzara con la Pincoya. lejos de hacer caso, se fue por la costanera y luego de caminar, efectivamente, se encontró con una mujer muy amable y simpática, con quien caminó junto a la brisa del mar. Nunca quiso contar el final de su experiencia, pero sus amigos más cercanos dedujeron que había sido "victima" de la Pincoya.

 

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