Mujeres

Bomberas de Rawson, servicio a la comunidad con amor y pasión

Ester, Noelia, Martina, Luana y Azul son algunas de las mujeres que forman parte del Cuartel de Bomberos Voluntarios de Rawson. En una cálida charla nos contaron sobre esta vocación, que más que una profesión, es una pasión para todas.

por REDACCIÓN CHUBUT 28/06/2022 - 13.54.hs

Ester Talavera es Cabo Primero y lleva varios años de bombero. “Empecé como curiosidad. Quería saber qué era y a partir de ahí me gustó y hasta hoy me encanta. Esta es mi gran pasión. Me gustaría que a todos les pase lo mismo” confiesa. Además, su hija Luana también es bombera.

 

Cuando Ester comenzó eran solamente cuatro bomberos mujeres en el cuartel y hoy en día ya son en total nueve. “Está buenísimo que seamos cada vez mas mujeres”.

 

El curso de aspirante dura un año, y es a partir de los 17 años. Además, está la escuela de cadetes que es para chicos a partir de los 12 años y hasta los 16, en el que hay hombres y mujeres. Cualquier persona puede anotarse.

 

Noelia Acuña se recibió en el 2014 y también empezó por curiosidad. “Siempre iba a ver las prácticas del cuartel que se hacían cerca de casa, pero como todavía era muy chica mis papás no me dejaban inscribirme. Cuando cumplí la mayoría de edad me anoté” asegura.

 

Hoy en día Noelia, lleva más de nueve años siendo parte del cuartel, y, asegura, le encanta y apasiona. “Dan ganas de contagiar esto que sentís a los demás. Cuando la gente nos escucha hablar sobre esto se sorprende por la pasión y el énfasis que tenemos sobre las cuestiones que pasamos acá adentro”.

 

Martina Álvarez Davies comenzó como cadete, y desde los 10 años forma parte, de alguna manera, del cuartel. “Cuando era chica me encanta ver todo lo que ocurría cuando sonaba la sirena y salían corriendo” afirma. Y agrega “Para mí es un sueño cumplido, porque es algo que me gustaba mucho desde que era muy chica y ahora es algo que estoy viviendo y realizando”.

 

Luana Ramirez tiene 19 años y es la hija de Ester. Cuenta que siempre que suena la sirena, sin importar qué hora es, la escucha y enseguida le pide a su papá que la lleve al cuartel. Siempre es la primera en llegar. Comparte esta gran pasión con su mamá.  “Es una vocación heredada. Yo la veía a mi mamá y quería ser como ella. Pero primero tenía que terminar la escuela. Quería hacer lo mismo que ella. Empecé como cadete para ver cómo era y me encantó. Después fui aspirante y me recibí en el 2020. Con mamá nos vemos más acá que en la casa” dice entre risas.

 

Azul Messina empezó a los 13 años. Su papá es bombero desde los 18 años y recuerda cuando de chica, sonaba la sirena y el salía corriendo o practicaba con ella, por lo que ya estaba ligada desde temprano a esta pasión inevitablemente.

 

Entre risas, todas coinciden en compartir algunas “manías” de la profesión, como por ejemplo revisar todo antes de salir de sus casas, ver siempre el color de las llamas de fuego en hornallas o caloramas y hasta buscar donde está el matafuego cuando van a un restaurante o bar.

 

“Está incorporado a nosotras. Tenemos que estar siempre listas, alertas y preparadas”. Y agregan “No hay manera de relajarse y sacarse el chip de bombero nunca”.

 

Para finalizar, destacan una vez más que esto es una gran pasión que comparten. “Hacemos un gran servicio a la comunidad con mucho amor. Estamos siempre arriesgándonos.”

 

Cuando suena la sirena, o les piden estar atentas a la frecuencia, confiesan sentir una adrenalina incomparable. “Nos encanta la adrenalina. Es llegar al cuartel y salir como venga. Enseguida que escuchas la sirena cambia el rol. No importa lo que sea que estemos haciendo, lo dejamos todo y salimos corriendo al cuartel para prepararnos”.

 

Cabe destacar que no hay diferencia de género en este trabajo y las chicas del cuartel realizan exactamente la misma labor que los hombres que lo conforman. “La mayoría de la gente cree que somos administrativas, y se sorprenden al saber que somos bomberos y hacemos el trabajo a la par de los hombres”.

 

Por suerte, aseguran apoyarse entre todos, tanto hombres como mujeres. Hay mucho compañerismo y, sin dudas, entre ellas, hay un vínculo inquebrantable.

 

“Estamos siempre a disposición, siempre a pie de cañón, a servicio de la comunidad. Esto nos apasiona más que nada en el mundo” concluyen.

 

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