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Falleció José Martínez Suarez, hermano de Mirtha Legrand, y destacado realizador cinematográfico

El realizador cinematográfico José Martínez Suárez. hermano mayor de las mellizas Mirtha y Silvia Legrand, falleció al mediodía de hoy a los 93 años en la clínica Cemic de la ciudad de Buenos Aires, donde se encontraba internado en terapia intensiva.

por REDACCIÓN CHUBUT 17/08/2019 - 18.42.hs

El realizador cinematográfico José Martínez Suárez. hermano mayor de las mellizas Mirtha y Silvia Legrand, falleció al mediodía de hoy a los 93 años en la clínica Cemic de la ciudad de Buenos Aires, donde se encontraba internado en terapia intensiva.

Presidente del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata desde 2008 y hasta su fallecimiento, Martínez Suárez fue un destacado realizador cinematográfico con vigencia en distintos momentos del cine argentino y con filmes como “El crack” en 1960, “Los muchachos de antes no usaban arsénico”, en 1975 o “Noches sin lunas ni soles”, su último largometraje en 1984.

También fue guionista de filmes como “La Mary”, que realizó su cuñado Daniel Tinayre y técnico en distintos rubros cinematográficos durante sus inicios y desde donde aprendió los secretos de una profesión que abrazó a lo largo de su vida y en la que también fue un docente destacado.

 



Su fallecimiento se produjo luego de varias semanas de internación en la clínica Cemic, y debido a un cuadro de neumonía infecciosa que se le declaró luego de haber sido intervenido quirúrgicamente por una fractura de cadera.

Su hermana Mirtha se había referido a su estado de salud en las últimas semanas: "Mi hermano está con un tema de salud que me tiene muy preocupada. Tengo la fe de que va a estar bien, pero me tiene preocupada", había señalado en el envío que conduce por El Trece.

En tanto Marcela Tinayre, hija de Mirtha y sobrina de José, había declarado a Teleshow: "Todos estamos pendientes de la situación de mi tío, y en especial mamá, que está inquieta por su salud".

Esta tarde, el hijo de Marcela y sobrino nieto de Martínez Suárez, el productor televisivo Ignacio "Nacho" Viale, publicó una sentida despedida por las redes sociales en la que dibujó un corazón junto a una fotografía de su tío abuelo de décadas atrás.

 



También el realizador cinematográfico Juan José Campanella, que lo consideraba su maestro y que estrenó en mayo pasado “El cuento de las comadrejas”, basado en el filme de Martínez Suárez “Los muchachos de antes no usaban arsénico”, tuvo sentidas palabras para despedirlo.

"Falleció un grande entre los grandes. Para mí, mi gran maestro, pero sobre todo mi gran amigo y un segundo padre. Le debo todo", destacó Campanella en un tuit.

Mientras que el productor cinematográfico Axel Kuzstchevatsky -que negoció con él los derechos de "La patota" para la remake de Santiago Mitre- escribió en las redes sociales: "Lo supuse eterno, pero quizás él lo sea a través de su cine. Gracias maestro y buen viaje al país de las películas infinitas. "

Además, el Ministerio de Cultura de la Nación emitió un comunicado en el que saludó al realizador fallecido y le agradeció su "incondicional aporte al cine y nuestra cultura" y se refirió a él el ministro la cartera, Pablo Avelluto, señalando que era "una persona inteligente, genial, única e inolvidable".

 



El Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), la entidad Directores Argentinos de Cinematográficos (DAC), la Asociación Argentina de Actores, el Museo del Cine de la ciudad de Buenos Aires y la Casa del Teatro también se despidieron con congoja y dolor del realizador.

Nacido en Villa Cañás, Santa Fe, el 2 de octubre de 1925, Martínez Suárez se inició en su profesión como "oyente" en los Estudios Lumiton y su debut en el medio cinematográfico fue en 1943, cuando tenía 18 años, durante el rodaje de "Se rematan ilusiones", que dirigió Mario C. Lugones, para un año después ser pizarrero de Carlos Hugo Christensen en "La pequeña señora de Pérez se divorcia".

En 1959 dirigió el cortometraje "Altos Hornos Zapla", y un año después debutó en el largometraje con "El crack", con Jorge Salcedo según libro de Solly, con el que demostró ser un sobrio narrador en imágenes al enfocar el oscuro submundo del fútbol.

En 1962, y en coincidencia el auge de la Generación del 60, dirigió "Dar la cara", según un relato de David Viñas, acerca de tres jóvenes que acaban de terminar el servicio militar.

En 1974, Daniel Tinayre le pidió colaboración en el guión de "La Mary", aportes que el esposo de su hermana Mirtha, sin consultarlo, cuestionó, dejando una marca indeleble a una larga relación.

En 1975 dirigió "Los chantas", interesante relato acerca de personajes típicos de Buenos Aires, con la colaboración en el guión de Norberto Aroldi, y en 1976 "Los muchachos de antes no usaban arsénico", la considerada su obra cumbre.

Se trató de una comedia de humor negro, inspirada en el estilo Frank Capra, pero con el tono ácido, corrosivo, de los estudios británicos Ealing de la década del 50, estrenada en coincidencia con el golpe militar de 1976, que frenó la posibilidad de llegar a más público.

El entonces Instituto Nacional de Cinematografía (hoy Incaa), la eligió como aspirante a competir por el Oscar de la Academia de Hollywood a la mejor película hablada en otro idioma de 1976.

Su última película fue el memorable thriller "Noches sin lunas ni soles" (1984), con libro de Ruben Tizziani, y papeles centrales interpretados por Alberto de Mendoza y Luisina Brando.

Desde entonces se dedicó al dictado de talleres de enseñanza de cine del que participaron numerosos cineastas, como Lucrecia Martel, Leonardo Di Cesare, Juan José Campanella, José Celestino Campusano, Gustavo Taretto, y Alejandro Magnone, entre muchos.

Fue nombrado presidente del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata en 2008, donde a lo largo de 10 años siempre estuvo atento hasta el último detalle de su producción, programación y ejecución, dando cátedra de sus conocimientos a todo el equipo que lo acompañó estos años.

Cinéfilo y amante de recorrer las librerías de saldo de la calle Corrientes, en su vieja modalidad, hincha confeso y fanático de Racing, obsesivo, elegante -estilo David Niven, pañuelo al cuello incluido-, y muy memorioso, no perdía oportunidad de dar su toque a cualquier conversación, en especial las de cine.

 

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