LITERATURA INFANTIL

“Empatía”

Escrito por el joven Iván Luis Luciow, fue uno de los trabajos seleccionados, por su calidad, en la categoría destinada a alumnos del segundo ciclo del nivel primario, en el Concurso Literario de Aventura y Ciencia Ficción, en homenaje a un nuevo aniversario del natalicio de Julio Verne.

por REDACCIÓN CHUBUT 02/07/2021 - 23.01.hs

EMPATÍA

 

Erase una vez, en un tiempo no muy lejano, en un planeta llamado Tierra, habitable, muy colorida, con una vegetación exuberante, con sus aguas transparentes, animales de toda clase, caminando, volando, nadando, todo era muy natural y digno de vivir en ese lugar maravilloso.

 

 

Me complacía esa forma de vida. En ese planeta, vivían unos seres raros, extraños que se decían llamarse humanos, “personas”, totalmente diferentes a nosotros, los extraterrestres que los observábamos desde nuestra nave espacial sin que ellos se dieran cuenta.

 

 

Circulaban por la ciudad, en unos aparatos raros que tenían cuatros discos redondos que giraban a medida que avanzaban, algunos sólo tenían dos. Un día, en donde el extra sol, alumbraba a pleno, descendí de la nave cautelosamente, para saber qué se sentía estar ahí, me escondí en un espacio donde nadie me veía en una especie de tubo inmóvil, permanecí ahí estático. 

 

 

Observé detenidamente lo que realizaban estos seres humanos. Me llamó mucho la atención que eran personas de distintos tamaños, los cuales, los más pequeños emitían sonidos extraños cuando se balanceaban en una especie de soga con un objeto rectangular para sentarse, en cambio, los más grandes permanecían con un dispositivo electrónico para comunicarse, a la cual se la pasaban viendo y riendo, sin quitar la vista del mismo, mientras los más chicos, jugaban. Según escuché estábamos en una plaza. Mucho no entendía sobre el comportamiento de los humanos. Me quedé un rato, luego me fui, subí a la nave y regresé a la galaxia, recordando todo lo vivido. Cuando volví a bajar al Planeta, después de varios días, me encontré con un lugar desolado, con ningún ser humano afuera, y los que circulaban por la ciudad llevaban cubiertos sus rostros.

 

 

-No me explico que habrá sucedido que no veo seres humanos afuera.-Me pregunté. Pero si se aprecia animales que deambulan por cualquier lugar, cuando hasta hace poco no se los veía por acá. Algo está sucediendo.

 

 

Entonces, recorrí el lugar tranquilo como no había nadie me animé a caminar solo.

 

De repente, escuché cuando una persona le explicaba a otra sobre un tal “covid 19, llamado Coronavirus que está amenazando al Planeta, que atacan a los seres humanos y estos al estar en contacto con un contagiado , se enferman y mueren.

 

 

–Ahora entiendo, dijo el Alíen, con razón no se ve a ningún ser humano. Todo una incertidumbre, tienen miedo, y se ocultan.

 

 

Regresaré a la galaxia y me informaré más sobre el tema, dijo. Luego volveré para ayudar a estos seres humanos.

 

 

Y así sucedió, volvió a la Tierra y ayudó a las personas a combatir el virus. Desde su nave espacial, apuntó hacia la Tierra con un enorme instrumento magnético, con ayuda de los marcianos de su planeta, encendió el artilugio y comenzó a succionar todos los virus y bacterias existentes en la Tierra.

 

 

Ayudó mucho por qué las personas permanecieron en sus casas, y no salieron.

 

Así, con la ayuda del Alíen, en secreto… pasó el tiempo y esos malditos virus que no tenían piedad a nadie, desaparecieron por completo.

 

 

Pudo más la fuerza y la perseverancia de todos para salir adelante.

 

 

Tiempo después, el caritativo extraterrestre, regresó a la Tierra como siempre de manera invisible, por así decirlo, y se sintió feliz, contento, empático viendo a todos en las calles y en las plazas, jugando, sonriendo a flor de piel, saludándose con un beso, abrazándose unos a otros, realizando sus actividades habituales como siempre, nuevamente, sin cubrirse los rostros ni protegiéndose de nada.

 

 

Y así las personas aprendieron a cuidarse, valorarse y compartir.

 

 

Y sobre todo preservar y cuidar nuestra casa, que es nuestro Planeta Tierra, porque yo el extraterrestre ya lo considero mi casa.

 

 

Sin embargo, los humanos nunca supieron, ni se imaginaron jamás, de quiénes les habían brindado su solidaridad.

 

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