Historias

Día internacional del libro: Borges y la lectura como una forma de felicidad

El Día Internacional del Libro es una conmemoración celebrada cada 23 de abril a nivel mundial con el objetivo de fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor. Desde 1988, es una celebración internacional promovida por la UNESCO. El 15 de junio de 1989 se inició en varios países, y en 2010 la celebración ya había alcanzado a más de cien.

 

El 23 de abril fue elegido como «Día Internacional del Libro», pues supuestamente coincide con el fallecimiento de Miguel de Cervantes, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega en la misma fecha en 1616. Aunque la justificación inicial para haber escogido esta fecha fue la muerte de Cervantes, en realidad este falleció el 22 y fue enterrado el 23, que es cuando se consignó su fallecimiento; por su parte, Shakespeare murió el 23 de abril del calendario juliano, que corresponde al 3 de mayo del calendario gregoriano.

 

Una fecha que es también una oportunidad para repasar todo lo que el libro significa para la cultura de la humanidad. En el año 1979 se publicó el libro “Borges Oral” en el que se transcriben una serie de exposiciones que realizó el gran escritor argentino. Una de ellas es precisamente “El libro”. Repasamos algunos de los conceptos e ideas que expresó en esa oportunidad, siempre vigentes en nuestros días.

 

“El libro es el más asombroso de los inventos de la humanidad, así como otros inventos son extensiones de su cuerpo o de sus sentidos, el libro es una extensión de su imaginación y de la memoria, a través del libro recordamos el pasado”.

 

Antiguamente la palabra escrita fu poco valorada, era toma rotada como letra muerta, ya que se consideraba que la palabra oral está viva y se trasmitía de unas personas a otras. Los grandes maestros de la antigüedad fueron maestros orales.

 

Luego surgió la palabra escrita como libro sagrado, los libros contenían ideas que no estaban para ser entendidas sino para ser interpretadas.

 

Como ejercicio proponía identificar a cada país con un libro o un autor, Alemana con Goethe, Francia con Víctor Hugo, España con Miguel de Cervantes y Argentina con el Martin Fierro.

 

Leer por obligación es un concepto errado, Montaigne decía “nada hago sin alegría”, un libro no debe requerir un esfuerzo, la felicidad no requiere sacrificio.

 

La lectura es sin dudas una forma de felicidad, la presencia de un libro en la biblioteca es una suerte de felicidad, al igual que su presencia gravitante, un sitio con las

 

posibilidades de la felicidad, de hecho un hecho estético que se da cuando abrimos un libro.

 

“El libro puede estar lleno de erratas, podemos no estar de acuerdo con el autor, pero siempre conserva algo sagrado, algo divino, no supersticioso, pero sí el deseo de encontrar felicidad, encontrar sabiduría”.

 

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