Un "antidomingo" para disfrutar con Julio Cortazar
Desde el Club de la Lectura, nuestro librólogo nos comparte esta cita sobre Julio Cortazar.
Desde Nairobi en 1976, Julio Cortázar escribe un poema descarnado y lúcido sobre la Argentina de las nostalgias cómodas, las culpas tapadas y la juventud que se alza. Un país partido entre el cinzano y Treblinka, entre el mate y la miseria. Una advertencia poética —y política— sobre lo que vendrá: la luz, empujada por los que ya no le temen al horror ni a los laureles marchitos.
Te acordás de un país
donde todo iba mal, pero tomábamos
el mate de las cinco de la tarde,
el cafecito de las once y el Cinzano
antes del bife vuelta y vuelta.
Hablábamos de River y de Boca,
de Leguisamo y Santa Paula Serenaders,
veíamos películas de Joan Crawford
y las creíamos geniales,
leíamos a Borges con asombro legítimo,
votábamos patrióticos por Tamborini-Mosca.
Unos años atrás
habían fusilado a Di Giovanni,
pero en Sur publicaban a Michaux
y en la calle Viamonte
nos hablaban de Rainer Maria Rilke.
Era un país neutral donde la gente
comía pizza mientras los judíos
ardían en los hornos de Treblinka y de Auschwitz,
y unos años atrás
la infamia acumulándose con Chamberlain y Franco y Hitler
y Mussolini y Metro Goldwyn Mayer.
Hoy es peor, parece,
pero no, hay que lavarse
de tanta mugre y tanta prescindencia,
hay que pagar la buena vida de unos pocos
y el chalecito a plazos que nos dieron
a cambio de cerrar los ojos
a los ranchos del norte, a los cañeros explotados,
a las villas miseria, al demagogo y al obispo.
Cada día es horrible en esta tierra,
pero es más cierto que los lindos días
en que nos visitaba el príncipe de Gales,
más argentino que la paz y la neutralidad a gorgoritos,
más revolucionario que el P. C. y el P. S.
De nada servirá que los más viejos
sigan matando jóvenes, buscando
desesperados mantener a flote
el puchero, el Impala y la manija.
A Herodes lo jodieron, es sabido,
David tenía una honda,
los jóvenes devuelven sopapo por sopapo,
puede ser que no sepan lo que hacen
y que les falte lo que tiene el doctor Lastra
o el general Pizzutti, patriotismo,
que en vez de tradición tengan polenta
y se jueguen nomás por la alegría o por la bronca.
De todos modos van hacia la luz
y no hacia directorios o consorcios,
este país se hará a pedazos y empujones
América Latina nacerá de esta sangre y de esta mufa
aunque sigan llegando los asesores yanquis.
Estás jodido, director del banco,
estás sonado, padre de familia,
un día los pebetes le perderán el miedo
a las definiciones últimas,
se olvidarán de Evita Montonera y otros mates lavados.
Hay tiempo todavía,
hay horror esperando en las esquinas.
No es tan fácil sacarse la catinga
de dos generaciones al divino botón,
ni tan simple saber que los laureles
no son eternos ni un carajo, apenas verduritas
para la Standard Oil o Rockefeller.
Hay tiempo y sangre y viento todavía,
profetas de mentira que colgar por la lengua
y gran liquidación de charreteras.
La pampa es larga, hermano,
la cordillera lenta, el sur silencio.
Detrás vendrá la luz
latinoamericana
Nairobi, 1976
De “Poesía Completa” de Julio Cortazar. Alfaguara. 2025
Ver nota relacionada: Diario EL CHUBUT
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