Puerto Madryn

“Tejidos”

Me gusta mirar a la gente cuando habla, y detenerme también en ese recorrido que siguen sus manos.Voz y manos dicen, se acompañan y acompasan en el decir, se abren o cierran, callan; cuentan mostrando matices propios, y parecieran sostener el pensamiento También es cierto que a veces se contradicen…y ahí algo “no nos cierra”, nos enreda y no sabemos a quién mirar, si a la una o a las otras…pero ese no es el punto hoy…¡¡menuda madeja!! O sííííí??!!

El inconsciente siempre nos gana, ¡se adelanta! Tiene claro dónde quiere ir y dice de alguna manera por nosotros, solapada manera, pasando casi desapercibido por nuestra puerta.No casualmente esta madeja será nuestro semáforo, para que empecemos a tirar de este hilo…cuántas veces en estos trastocados tiempos hemos recurrido a lecturas, a tejidos y costuras, para tener entre las manos nuestras horas… y me detuve allí, a pensar en dos palabras: texto- textum.Y Galeano me susurra “Quien escribe, teje. 
Texto proviene del latín Textum que significa tejido.Con hilos de palabras vamos diciendo, con hilos de tiempo vamos viviendo. Los textos son como nosotros: tejidos que andan”.Y tendría que terminar aquí , porque después de estas palabras poco hay por decir… pero quiero ir al encuentro de las mujeres, esas narradoras por excelencia que supieron poner voz a la civilización en gestas cotidianas, epopeyas, leyendas, canciones de cuna…expertas en tejidos y costuras, acostumbradas como sus madres y sus abuelas a tener ¡tantas hebras en sus manos!mirando a los niños, mirando a los grandes, mirando la vida… historias hiladas palmo a palmo …y mientras las manos iban y venían en puntadas y ganchillos, se deslizaban los días entre voces y dedos, de allí esas narraciones florecidas de metáforas de costuras y telares desabrochando formas en los textos de hoy… por eso los nudos de las tramas y los desenlaces, el hilo de la conversación, los enredos de los personajes, las agujas del tiempo, enhebrar pasado y futuro … el bordado de los sueños y entre frunces y dobladillos secretos muy bien guardados…en el doblez o en la oscuridad de una solapa.
Y así las grandes guardadoras de la memoria viva, narradoras cotidianas fueron dibujándole festones a la historia.
Ha sido difícil rastrear su huella, pero detrás, siempre detrás algo queda, algún hilo para seguir tirando, y así encontramos que en la antigua Roma los hombres preferían que las mujeres se ilustraran, no por ellas que permanecían en sus casas, sino para que los hijos pudieran ser instruidos, oradores ilustres, políticos renombrados.
Cuentan que el primer libro conocido de autor propio, anterior a Homero fue de una mujer, Eudehianna. Ella relata que el acto de la escritura está muy ligado a la mujer porque se remite al acto de crear, viendo este como una forma de la procreación y hasta hoy ,conocidas  etáforas lo comprueban, gestar un libro, parir una trama, dar a luz una historia.Y más aún, en una sociedad tan misógina como la Grecia antigua, Sócrates cuenta que una mujer, Aspasia, fue su gran maestra. Esta se casó con Pericles, el líder de la joven democracia ateniense y se dice que era ella quien le hacía sus discursos. Los que según varias fuentes han llegado hasta nuestros días inspirando a políticos como Kennedy y Obama… y probablemente algunos más.
Por eso me gusta especialmente demorarme un poquito allí, en la voz y las manos, porque siempre me cuentan algo más que las palabras… no las siento solamente bordadas, sino sostenidas, formateadas por un algo pro-creado más allá…en un adentro que transluce…

 

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