Argenchina: buenas relaciones, pero no a cualquier precio

El periodista Laureano Pérez Izquierdo, publicó el 13 de febrero de 2020 un artículo en Infobae, que levantó explosiva polvareda, y cuyo título fue Preocupación por un experimento nuclear chino en pleno corazón de América Latina.

Se trataba del reactor nuclear de tecnología china Hualong-One, en proceso de adquisición por Argentina. (Versiones aseveran que Alberto Fernández viajará a China en noviembre y completará la operación comercial en esa oportunidad).

 

No hay en funcionamiento en el mundo un reactor como el que, denominado Atucha III, se emplazaría en Lima, a menos de 120 kms. de la Capital Federal, en zona densamente poblada.

 

No existiendo ninguno en funcionamiento, Pérez Izquierdo arriesga que, de concretarse su construcción, la Argentina se convertiría en un laboratorio de pruebas, que ese reactor se trataría de un “experimento”. Para mi no es tan así. Para cuando el reactor comprado inicie operaciones, se supone que más de uno de los seis que están ya en avanzada construcción, estará funcionando y serán esos los “experimentales”

 

Como decíamos, hay seis en construcción, cuatro en China y dos en Pakistán, todos bajo el paraguas de seguridad de la Administración Nacional de Seguridad Nuclear (NNSA, en inglés) de China.

 

La construcción de los emplazados en la ciudad de Fuqing en Fuzhou, provincia de Fujian, China, se inició en mayo de 2015 y se espera entrará uno en operación durante este año y el segundo, el año que viene. Son los más avanzados. Los de Pakistán se iniciaron en marzo 2013 y agosto 2015 y también esperan pronto final.

 

El Reino Unido, que también instalará uno en la Central Nuclear Bradwell, no ha completado aún los trabajos de evaluación de la seguridad del reactor. El Reino Unido, que no confía en los controles chinos, completará su propio análisis recién en febrero de 2022, es decir no se ha completado aún el proceso evaluador. lo que justificaría la alarma de Pérez Izquierdo.

 

Internacionalmente la calidad de la industria de avanzada china deja algunas dudas. Por ejemplo, productos sanitarios básicos chinos para el combate de la pandemia que aqueja al planeta, han sido desechados, o devueltos, por países europeos, entre denuncias de problemas de fiabilidad. El artículo de Infobae agrega que según un detallado análisis del Grupo de Investigación de Política Energética de la Universidad de Cambridge en 2018, China está lejos de cumplir con los mayores estándares, aunque de momento no reporte incidentes de magnitud. “China debería mejorar sus normas de seguridad nuclear, así como la gestión y el monitoreo de seguridad, mejorar la transparencia de la información y la confianza pública…” dice el Grupo. Aparentemente Argentina lo comprará sin su propia valoración, confiando en la Corporación Nuclear Nacional de China.

 

Al margen de esta delicada situación, por las gravísimas consecuencias que tendría un fracaso de este reactor, ubicado junto a otros reactores en zona tan poblada, tan próximo a Buenos Aires y a la frontera con Uruguay. De todas maneras, entiendo que no hay justificativos suficientes para desechar este reactor por inseguro, pero hay muchos motivos que me llevan a la oposición a esta compra, algunos de los cuales paso a delinear.

 

Profesionales argentinos especializados de amplia experiencia en energía nuclear, consideran inadecuada la operación, por razones por ahora más atendibles que las que expresa Pérez Izquierdo. Estos especialistas defienden tecnología Candu, de origen canadiense, de uranio natural y agua pesada, ampliamente conocida y dominada por nuestrs técnicos. La central Embalse utiliza esta tecnología. La promueven porque a diferencia de la Huang-One, garantizaría miles de puestos de trabajo argentino de calidad, dinamizaría la actividad industrial y minimizaría la erogación en divisas

 

Un grupo de ex Secretarios de Energía afirman que es más barato desarrollar proyectos de energía solar y eólica. “Cualquier proyecto energético futuro debe ser parte de un plan energético nacional y de largo plazo, que hoy no existe. Todos los proyectos nuevos deben ser económicamente competitivos y deben estar en línea con los compromisos de mitigación asumidos por el país", dijo Jorge Lapeña, ex Secretario de Energía.

 

También organizaciones medioambientales priorizan las energías eólica y solar "Una nueva planta nuclear requeriría estudios de riesgo e impacto y todavía no hemos visto ninguno" alegan.

 

Los más de 400 reactores en funcionamiento en el mundo no son rentables, la energía que producen no alcanza para pagarlos, y solo sobreviven con subsidios oficiales. Argentina no está en condiciones de invertir sumas fabulosas y quedar comprometida a subvencionar su funcionamiento.

 

La inversión no es pequeña, se estima en 7.800 millones de dólares que China financiará con período de gracia. El plazo de ejecución estimado es de 6 años Sin duda las amortizaciones pesaran en su momento en los presupuestos. Normalmente los costos estimados son ampliamente superados, Otro tanto sucede con los plazos de ejecución, dos cuestiones a tener en cuenta.

 

Como dijimos, el reactor nuclear a adquirir utiliza como combustible uranio enriquecido y como moderador agua liviana, condiciones desfavorables como manifiestan especialistas. Argentina produce agua pesada de excelente calidad que este reactor descarta y no dispone uranio enriquecido. Para fabricar el combustible necesitaría que una vez en funcionamiento, China le transfiera la tecnología, lo que podría encontrar obstáculos en el Tratado de No Proliferación de armas nucleares. El uranio enriquecido también se utiliza en la fabricación de armas, producirlo traería tal vez aparejado dificultades, como las inquietudes que despertaría en los países limítrofes, además ubicaría al país dentro de las tensiones que de forma continua se leen en las noticias internacionales. Este reactor ocasionará entonces dependencia de importaciones, en momentos en que no sobran divisas.

 

La característica “llave en mano” de la operación comercial, reduce la participación de los profesionales, los trabajadores y la industria local.

 

El país tiene potencial superávit energético, que se espera lograr en los próximos años si Vaca Muerta incrementa su producción de gas y petróleo. El país cuenta aún con un margen de aprovechamiento hidroeléctrico sin explotar, que permitiría casi triplicar la actual generación y ni que hablar de la disponibilidad de viento y sol para las renovables que producen cada vez en mejores condiciones y a menor costo.

 

Con orgullo Argentina puede mostrar avances tecnológicos en diversas materias. Hablamos de INVAP y se nos hincha el pecho. Conrado Franco Varotto, nacido en Italia, doctorado en física en el Instituto Balseiro, el 1 de setiembre de 1976 fundó la entidad que ahora, desde hace más de 40 años, fabrica satélites de última generación, radares y reactores nucleares de baja potencia que exporta llave en mano a todo el mundo. Por supuesto que todavía no ha desarrollado tecnología como para fabricar un reactor de más de 1.000 MW como el que se adquiriría. El talento argentino asombra a muchos países, pero este gobierno y los 4 que le precedieron, pareciera no haber tenido esto presente.

 

También están los riesgos siempre latentes de accidentes como Chernobyl y Fukushima.

 

Como si no fuera suficiente, y por encima de las razones expuestas, hay que destacar que Argentina, ni el mundo, dispone destino cierto, definitivo y seguro para los combustibles gastados de los reactores. Sus residuos nucleares, son altamente radiactivos, se mantendrán irradiando por decenas de miles de años y el país no tiene donde depositarlos.

 

Por los motivos expuestos más arriba y, principalmente por este último, no solo debemos oponernos a la inminente compra del reactor chino, sino que tenemos que luchar para que no se aumente la cantidad de reactores nucleares en el país.

 

China es el mayor socio comercial de muchos de los países de Ibero América, lo que le da posibilidades de negocios no siempre convenientes para ellos.

 

Es comprensible que Argentina desee mantener las mejores relaciones con su principal socio comercial, pero no a cualquier precio

 

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