Puerto Madryn

La economía azul y el desafío de su desarrollo en nuestra Patagonia

Por María Isabel Zárate. Titular en MIZ & Asociados /  Patagonia Blue Accelerator

por REDACCIÓN CHUBUT 05/05/2024 - 00.00.hs

De repente nos encontramos mirando los territorios de manera diferente. Observando los recursos, valorándolos. Creando nuevas maneras de interactuar con nuestros entornos, conscientes de la finitud de los recursos naturales y el potencial del capital humano. Con un horizonte de proyección. Y sobre esa base, han surgido lo que denominamos como “nuevas economías”, como lo es la economía basada en el conocimiento, la economía verde, la economía circular y la economía azul, que es el último de los conceptos sobre el que se está trabajando.

 

Estos nuevos paradigmas tienen que ver con los cambios que han venido a transformar nuestras formas de consumir y de fabricar. Las nuevas economías engloban modelos ya existentes, pero con una mirada diferente que atiende más allá de los beneficios económicos buscados, también una percepción de la necesidad de nuevas alternativas de elaboración que  sean respetuosas con el ambiente. 

 

Los mercados son cada vez más exigentes en cuanto a la trazabilidad de los productos. Se eligen, por sobre otros, aquellos de los que se puede conocer su origen, sus procesos de fabricación y las condiciones en las que ello ocurre. Se privilegian las empresas que cuidan y potencian su capital humano, que involucran conceptos de eficiencia energética, que atienden el impacto que tiene su actividad en el territorio donde están asentadas.
Sobre estas realidades, se pone la mirada en regiones que ofrezcan ventajas comparativas, respecto a otras.

 

Y ahí es donde se posiciona la Patagonia Argentina, que es rica en recursos naturales, donde abundan tierras, costas, ciudades  de cara al mar y sus riquezas, vientos. La economía azul y sus principios, debe ser nuestro faro en la navegación. Kilómetros de costas, el turismo marino con sus atractivos internacionales, la pesca como una industria de gran potencial de crecimiento, las energías provenientes de las corrientes marinas, todos altamente demandados y apreciados. Nuestra pampa azul es en la Patagonia.

 

Considerar los ambientes marinos como motores de innovación y crecimiento para un desarrollo económico sostenible y rentable,  es el desafío y la necesidad, con los que hoy nos encontramos.

 

Desde el punto de vista del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), la economía azul es importante puesto que está alineada con cuatro de sus cinco prioridades de la visión 2025: pequeñas y medianas empresas, integración en cadenas de valor, cambio climático, género y diversidad.
Esta nueva relación con los océanos está siendo parcialmente alimentada por los avances de la Bluetech, concebida como la aplicación de nuevas tecnologías al océano para resolver problemas vinculados a la preservación del planeta y de sus especies.

 

Y así como abundan recursos, en la Patagonia se revelan algunos de los vacíos que se deben resolver para desarrollar las diferentes industrias. La escasa inversión en investigación y desarrollo y la poca conexión entre las actividades de I+D locales con el potencial económico de los recursos marinos, limitan las ganancias que se pueden obtener de la economía azul. 

 

Por otro lado, para aprovechar el potencial de nuestros mares, es necesaria la atracción de grandes inversiones, posiblemente mayor a las que existan en nuestro propio país. Y esto nos obliga a preguntarnos cómo atraer inversión extranjera a la economía azul y cómo integrar a las capacidades locales con empresas foráneas. 

 

Finalmente, al igual que en el resto del mundo, queda mucho por hacer en términos de recolección de datos que permitan establecer líneas de base que ayuden a diseñar políticas públicas y proyectos privados con la realidad que muestran los datos y de manera más precisa.
Desarrollar la economía azul exige una gran coordinación, no sólo entre distintos ámbitos gubernamentales, sino también con la academia, el sector privado, la sociedad civil y las ciudades costeras. 

 

Las experiencias de otros lugares del mundo nos marcan el camino. Es imprescindible que fijemos el horizonte hacia donde desplegar nuestras velas y estemos sentados en la mesa de los ámbitos donde se piensan y se discuten líneas de acción para aprovechar nuestros recursos y a la vez, protegerlos.
 

 

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