Puerto Madryn

Vestirse con una sonrisa y patas de gallo

Por Christian Devia  - (Locutor. Periodista.  Coach Ontológico AACOP)

por REDACCIÓN CHUBUT 23/08/2025 - 21.55.hs

Dentro del lenguaje no verbal, o también lenguaje corporal, las microexpresiones son fundamentales para inferir qué puede estar ocultando alguien cuando habla, o que es lo que realmente piensa o siente cuando escucha a alguien.

 

Son casi imperceptibles para un ojo poco entrenado, aunque muy significativas para quienes se han capacitado y saben leerlas, siempre dentro del contexto en el que se dé la comunicación. Y algunas de esas microexpresiones, o también expresiones, de tanto repetirse dejan sus marcas en el rostro. 
La sonrisa Duchenne puede ser una de ellas.

 

Como seres que caminamos, sentimos, pensamos y accionamos en este mundo, somos lo que somos a partir de nuestros aprendizajes, formales e informales, y cómo fuimos moldeando nuestro Ser desde las creencias inculcadas y las propias desarrolladas. Y ese ser en el mundo, lo mostramos a través de nuestro cuerpo, nuestro lenguaje, y nuestra emocionalidad “de base”, que se manifiesta a cada segundo, y en base a lo que decimos o accionamos.

 

Sea en la emocionalidad que estemos, nuestros pensamientos, nuestra oratoria y nuestra corporalidad, tendrá cierta congruencia en lo que mostramos.
Si estamos alegres, caminaremos más rápido y con paso firme, y con una postura más erguida y con el pecho abierto y los hombros en alto. Y nuestra mirada se confundirá con la de otros y nuestro rostro brillará.

 

Si estamos tristes, el caminar se vuelve más lento, con pasos pesados, hombros caídos, nuestra mirada al piso y nuestros pensamientos con cierto sesgo de negatividad, y es raro que aparezca una sonrisa.

 

Actuamos desde la conjunción del cuerpo, la emoción y el lenguaje, y cualquiera de los tres aspectos que sufra modificaciones, cambiará a los otros.
Volviendo a la sonrisa Duchenne, fue tipificada en el siglo XIX por el médico francés Guillaume Duchenne, y es la que “mueve” toda la cara. Se produce de manera espontánea ante un suceso agradable, e implica que abramos la boca y se contraigan las comisuras de ambos lados, y que los ojos se cierren contrayendo los músculos orbitales, produciendo la elevación de las mejillas y provocando la aparición de las “patas de gallo”. Es la de “reírse con toda la cara”.

 

Te propongo intervenir tu emocionalidad, desde la voluntad de cambiarla, interviniendo desde tu cuerpo. 
Te invito a que pruebes hacer todo al revés. 

 

Si estás triste, obligarte a caminar más rápido, levantar la cabeza, mirar a los demás, y forzar la sonrisa Duchenne, haciendo como que reís.
Tu cerebro notará la incongruencia, porque no podés estar triste si tu cuerpo le dice otra cosa, y entonces mágicamente comenzarás a sentirte más aliviado, comenzarás a reír sin esforzarte, e incluso llegarás a las carcajadas. Y habrás intervenido tu emocionalidad.
Te propongo que, al iniciar cada día, elijas que sonrisa ponerte, y que te ganes unas buenas “patas de gallo.”

 

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