Regionales

Las burlas al ciudadano

La mala situación actual de nuestro país obliga a hacerse un replanteo de lo que nos pasa y de que forma hemos caído, desde ser pronosticado como el segundo país de América como potencial económico y de desarrollo general, a la actual situación donde mantenemos una deuda externa casi impagable, con un cincuenta por ciento de pobreza, con una economía destrozada y un ambiente de inseguridad que hace temblar, marcada con la incertidumbre de no poseer un plan de estabilización que nos haga cambiar el rumbo, además de la falta de tacto político para que seamos tenidos en cuenta, nos encontramos a la deriva y sin miras en el horizonte de un rumbo cierto.

Nos está faltando una cosa importante, que es el entendimiento de que esto lo sacamos entre todos juntos tirando del mismo carro, o el futuro aparece negro; pero los resquemores de partes no nos permiten ver el fondo de la cuestión. Mientras sigamos pensando en las próximas elecciones, que hay que defender lo indefendible -en donde se pone tanto esfuerzo-, nada cambiará y seguiremos cayendo en el abismo de donde es difícil salir.

 

Nos cuesta compararnos con otros países para hacer un análisis consciente, pero si tuviéramos la grandeza de los que hicieron el Pacto de Moncloa, la cosa sería diferente y el pueblo argentino se vería beneficiado con la utopía de un encuentro entre nos, que nos permitiera pensar en el país y su gente y no en trasnochadas ideas de supremacía del uno sobre el otro.

 

La unidad de los argentinos está haciendo falta, pero parece ser que a todos les cuesta mucho y principalmente a los que nos gobiernan, quienes tendrían que dar el primer paso de grandeza pensando en todos y no en el partidismo por más argumentos que se quieran exhibir. Pensar en que el que estuvo antes no hizo las cosas bien, también debe remontarnos a nuestra historia donde los desencuentros fueron más que los encuentros.

 

Una política real debe existir para rever las malas prácticas, como enseñar a vivir del Estado en vez de procurar trabajo y hacer de este una cultura, trabajar intensamente para dar lugar a una educación certera a los futuros ciudadanos, que nos hagan engrandecer como ocurrió en algún momento, logran en general que ningún habitante se encuentre excluido por ninguna causa, que todos sean igual ante la ley y que esta sea un verdadero artífice de sus mandatos. En general que se dé cumplimiento a la Carta Magna, entonces el individuo podrá darse el lujo de vivir en un país como la gente, pero para todo esto, que la gran mayoría anhela y a la que en general, salvo los «lieros» de siempre, el habitante aspira, para que al final pueda darse cuenta, de que de otra manera las burlas al ciudadano no son más que cosas de antaño. Roguemos para que así sea, de otra manera no tendremos futuro.
 
 

 

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