Regionales

La decadencia

Tal las cosas que ocurren en el presente pareciera que el mundo y dentro de él nuestro país, han profundizado la decadencia de pensar en algo mejor. No se puede entender que en muchos aspectos la degradación producida por ella nos va llevando a límites impensados.
 

Muchas de las cosas que uno vio y también transitó se han desmandrado y hoy es lo mismo saber o no, ya que por ejemplo en nuestro caso, el tener años sin educación escolar, nos va llevando a un precipicio impensado. La falta de interés en obtener un trabajo y pensar en depender del Estado para subsistir, va sumando cada día más adeptos, desinteresarse por la cosa pública y atacar edificios,  monumentos y otras pertenencias de todos los ciudadanos, va sumando a ese accionar sin pensar que ello es patrimonio de todos los habitantes que aportan a los fondos estatales.
La falta de dar una respuesta satisfactoria nos lleva a extremos donde éste se suma a la decadencia de no pensar en un futuro donde se aporte para el beneficio de la humanidad, ya que esa decadencia de que hablamos en muchos casos surge de los mismos estamentos que deben dar ejemplo de preocupación por el ser humano y por ende de su porvenir, aunque éste se ve nublado por la situación que lo rodea, donde pareciera que todo es lo mismo y que estar bien o estar mal, también lo es.
Innumerables ejemplos nos van marcado esa situación, en estos días para señalar uno, se menciona que los chicos deben pasar de grado sepan o no, total el futuro de «burros» nos está marcando la decadencia, inclusive de los mismos que debieran sentir preocupación por esas situaciones. Y en muchísimos ejemplos diarios nos marcan la decadencia en que se vive en la actualidad, donde hasta los malos ejemplos se imitan, y llevan en este caso a la primera ministra de Italia ante el pedido de planes parecidos a los nuestros, a manifestarles a los peticionantes: «A laborare, a laborare».
 Ya no nos asombran los robos callejeros y en el peor de los casos la muerte de alguno de los asaltados. El descontrol de los jóvenes en sus aventuras nocturnas o el desinterés por el prójimo, y en los casos que ocurre lo contrario aparece una situación fuera de serie, donde nos va llevando a profundizar la decadencia.
Uno quisiera un mundo mejor donde las palabras de profetas marcan el lugar de lo correcto y la participación humana en beneficio del prójimo, pero lamentablemente lo que uno tuvo por cierto alguna vez y que mamó desde la infancia, se ha ido desgranando de tal manera que hoy como decía Minguito: «Todo sigual». Y como dice la canción: «Lo mismo es un burro que un gran profesor. Todo es igual. Es lo mismo el que labura, que el que está fuera de la ley». Y lo que es peor que pareciera que esto no tiene solución y que cada día se agrava más la decadencia de nuestros tiempos. ¿Que hacen tantos dirigentes para que el ser humano que confió o no en ellos pueda aportar a un mundo mejor?

 

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