Carta del Lector

El pueblo francés reniega de las explotaciones de minerales radiactivos I

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La empresa Breizh Ressources ha presentado tres solicitudes de permisos de exploración minera en el oeste de Francia: Epona, Taranis y Belenos, en total solicitan explorar unos 850 kilómetros cuadrados próximos a Nantes.

Inmediatamente, en una movilización sin precedentes, legisladores, autoridades locales y población en general de las zonas afectadas, hicieron sentir su descontento. Cuarenta años después del cierre de la última mina de uranio en Bretaña, la contaminación persiste.

 

Estas zonas presentan niveles de radiactividad natural superiores a la media: casi todos los municipios afectados se encuentran en la zona de radón 3 (riesgo significativo), y el contratista menciona rocas granito, arenisca armoricana y minerales conocidos por su radiactividad. En particular, el circón, la titanita y, sobre todo, la monacita, son ricos en uranio y torio, los principales metales radiactivos presentes de forma natural.

 

Además, el solicitante tiene en la mira sustancias cuya extracción se sabe que provoca exposición a radiaciones ionizantes: bismuto, estaño, niobio, titanio, circonio, tierras raras, …

 

¿Es realmente prudente embarcarse en una nueva explotación minera sin haber considerado previamente todos los riesgos asociados?

 

En respuesta a los tres proyectos de exploración minera de Breizh Ressources, parlamentarios de Bretaña y la región de los Países del Loira alertan apoyados en la experiencia científica, denuncian importantes riesgos para la salud y el medio ambiente, relacionados en particular con la geología del subsuelo y el uso de productos tóxicos.

 

Una movilización sin precedentes de electos bretones contra los proyectos de exploración minera plantea cuestiones cruciales sobre el futuro del territorio.

 

El 8 de noviembre de 2025, en Erbray, se celebró una inusual sesión informativa que reunió a sindicatos forestales y agrícolas, asociaciones medioambientales y cargos electos locales. Impulsada por el diputado Jean-Claude Raux, esta reunión formó parte de una campaña de información preventiva llevada a cabo por colegas suyos y alcaldes de localidades afectadas.

 

Lejos de ser una oposición de principios, esta movilización se apoya en la experiencia científica para informar a los responsables políticos y a la ciudadanía sobre las implicaciones concretas de la actividad minera en la región.

 

Para concienciar sobre estos peligros, los parlamentarios convocaron a destacados expertos. Julien Syren, ingeniero geólogo y codirector del Laboratorio Comisión Independiente de Investigación e Información sobre Radiactividad (CRIIRAD), así como la Maître Hermine Baron, abogada especializada en la defensa de víctimas de daños ambientales, presentaron su investigación en la conferencia de prensa, precedida por dos reuniones informativas en Carentoir y Erbray.

 

El subsuelo de Bretaña tiene una característica que transforma estos proyectos en un problema de salud: su composición granítica favorece de forma natural la presencia de radón, gas radiactivo resultante de la desintegración del uranio y el radio contenidos en la corteza terrestre.

 

Las áreas objeto de las solicitudes de permiso se clasifican como zona 3, el nivel más alto de exposición al gas radón, según la clasificación francesa. Esta clasificación es significativa, ya que indica concentraciones sustanciales de minerales naturalmente radiactivos en el subsuelo. Varias de las sustancias buscadas en la exploración minera son precisamente aquellas asociadas con altos niveles de radiactividad.

 

El diputado Jean-Claude Raux discute ante el público © Alain Moreau.

La minería expondría estas formaciones geológicas al aire libre, provocando una acumulación de radiactividad. Si bien los mineros estarían en primera línea, las poblaciones locales también sufrirían esta mayor exposición, con consecuencias potencialmente graves para la salud a medio y largo plazo.

 

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