Carta del Lector

Un tsunami de propaganda sobre la energía nuclear está recorriendo el mundo

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Nos dicen que no nos preocupemos por los residuos radiactivos. Nos dicen que los accidentes de Three Mile Island, Chernóbil y Fukushima no fueron tan graves. Nos dicen que está bien seguir operando las frágiles y agrietadas centrales nucleares después de cumplir sus 40 años de vida útil. Para colmo, Estados Unidos redujo las atribuciones del organismo regulador. ¡Todo un disparate!  

Se están construyendo opciones mucho mejores que las centrales nucleares, a una fracción del costo y sin los graves riesgos que conllevan. Entre ellas se incluyen las energías solar, eólica, geotérmica, hidroeléctrica, de eficiencia energética y de conservación. 

 

Hace cincuenta años, en medio de una crisis energética nacional, a muchos estadounidenses se les hizo creer en "soluciones" energéticas centralizadas y a gran escala. La energía nuclear sería "demasiado barata para medirla". El presidente Nixon advirtió que Estados Unidos tenía que construir 1000 nuevas centrales nucleares para el año 2000. Era un disparate entonces; es un disparate mayúsculo ahora. 

 

La Alianza Clamshell, un organismo independiente antinuclear, se organizó en 1976 para confrontar estas mentiras y detener la construcción de una planta nuclear de dos reactores en Seabrook, New Hampshire.

 

Se organizaron desde la base, apoyándose en lo aprendido en los movimientos por los derechos civiles, contra la guerra y ambiental. Llamaron la atención sobre el problema mediante la educación pública y la acción directa, incluyendo una serie de ocupaciones no violentas de la obra. Inspiraron la creación de organizaciones similares en todo el país.

 

Esta movilización ciudadana, sumada a la fusión parcial del reactor de Three Mile Island en 1979, detuvo por completo la industria de la energía nuclear norteamericana.

 

El regreso de la energía nuclear se pretende en basa a información errónea y engañosa.

 

Ahora esa industria intenta resurgir, haciéndose pasar por la solución al calentamiento global. Esto es otra mentira. El cambio climático es real, pero las nuevas centrales nucleares son demasiado caras y tardan demasiado en construirse, además para producir su combustible se consumen importantes volúmenes de combustibles fósiles. La energía segura, fiable y renovable es ya una realidad y debe impulsarse lo antes posible. No debemos desviar recursos de la energía a la energía nuclear. 

 

Tenemos el poder de elegir un futuro diferente, uno que no esté controlado por las grandes petroleras o la energía nuclear, con ánimo de lucro. Una vez más es hora de actuar. No hay tiempo que perder. 

 

La energía nuclear no puede abordar la amenaza existencial del cambio climático. Peor aún, la energía nuclear en sí misma constituye una amenaza existencial para la humanidad.

 

La fusión parcial del núcleo de Three Mile Island en 1979 hizo añicos el mito de que las centrales nucleares estadounidenses eran seguras. 

 

 

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