Internacionales

Algunas problemáticas el mundo actual 

El historiador nos comparte una nueva historia sobre el mundo.

Luego de la caída del muro de Berlín, Francis Fukuyama escribió que se había llegado al fin de la Historia. Suponía que al acabarse la guerra fría configuraría un mundo llano y sin los problemas que habían hundido al Siglo XX en un sinnúmero de conflictos ideológicos que dirimían poder a bombazos, revoluciones y golpes de estado. Se pensó que la globalización equilibraría las cosas de manera casi natural en un mundo reconfigurado. Fue otro error de razonamiento.

 

Luego del colapso de la URSS tuve el triste privilegio de asistir en primera persona algunos de los hechos que se fueron sucediendo a lo largo de muchos años. Me formé como historiador y comencé a viajar con la fascinación de ver con mis propios ojos los cambios anunciados y poder transmitirles las vivencias registradas a los estudiantes, ya que descubrí que en mi formación universitaria me habían dibujado un mundo irreal, inexistente y plagado de mentiras e ideologismos baratos que solo existían en el discurso de algunos profesores interesados en vivir de los privilegios de la política universitaria.

 

Ver para no creer
Fue un contraste muy grande cuando me asomé en las distintas realidades: varias veces viajé por la Cuba de los Castro y la Rusia blanca de Putin. Entrevisté a guerrilleros en los campamentos de las FARC en Colombia, a soldados y mercenarios de una Ucrania en guerra. Vi fanáticos musulmanes casi descalzos cargar una Kalashnikov en el interior de Egipto; di clases en el Amazonas brasileño; me dejé engañar por bereberes en Marruecos, visité la China hipervigilada de Xi Jing Ping, la Barcelona separatista de Puigdemont, los EEUU de Trump y Biden.
Charlé con palestinos en Cisjordania, con cristianos, judíos y Drusos en Israel. Estuve en Estambul en una farsa de golpe de estado orquestada por Erdogan. Pasé por Hungría, Polonia y la ex Checoslovaquia poscomunista y vi los estragos de décadas de autoritarismo y opresión en edificios, rostros y los relatos de la gente.
Ver que las cosas no son como las pintan tiene sus bemoles y uno se da cuenta de varias cuestiones: en primer lugar, que los diarios y los noticieros no siempre dicen la verdad y, en segundo, que nada es blanco o negro. La tercera tiene que ver con el condicionamiento de nuestra mirada subjetiva, la cultura que cargamos y la interpretación de las cosas. Existen infinitos grises en la complejidad de las distintas realidades, aún más cuando miramos hacia otros países y religiones. La cuarta es aún más descorazonadora: cuanto más profundizamos en algo, más nos damos cuenta de lo ignorantes que somos.

 

El mundo en guerra

No. La Historia no se a cabó como decía Fukuyama, ni el capitalismo es el origen de todos los males, como afirmaban en la universidad. Todo es más complicado de lo que parece y es difícil interpretar los hechos sin conocer mínimamente la historia y la cultura de un lugar.
El estado natural de la humanidad parece basarse en el intento de matar al otro, al diferente, al vecino o al que piensa distinto. Las guerras se reinventan a fuerza de ideología, religión, política, plomo, drones y misiles. Estamos inmersos en un mundo difícil de explicar y con lógicas que no comprendemos.
El Medio Oriente está en llamas. Sudán sangra hacia adentro. Rusia bombardea Ucrania. Budistas masacran a musulmanes en Myanmar. Trump sueña con refundar EE.UU. La extrema derecha avanza en Alemania. El otro extremo de la izquierda justifica a los terroristas. El progresismo vernáculo justifica las dictaduras latinoamericanas en nombre del respeto a los Derechos Humanos. Reina un caos inestable y complejo.

 

El medioevo es ahora

Hay cámaras que muestran en vivo lo que sucede en Gaza o en Kiev. Tal vez creemos que con el advenimiento de la Internet y el despliegue de las redes sociales el mundo está al alcance de la mano mientras las noticias recorren el planeta en apenas segundos. Pero si no tenemos la capacidad de frenar sobre la marcha y de contextualizarlas, corremos el riesgo de vivir en un mundo imaginado y configurado por Noticias Falsas o engañosas.
La fluidez de la información no es sinónimo de acceso a la verdad. Los beneficios de las redes sociales son pocos cuando las voces se alzan para cancelar a alguien o destrozar su identidad o reputación (digital o real). Paradójicamente, hemos vuelto a un mundo medieval en el que se fomentan y ejecutan cazas de brujas on-line, en vivo y en directo.
De hecho, el mundo no ha mejorado y la gente no es mejor ni más buena por poder opinar de algo sin conocerlo. La chusma que iba a ver las ejecuciones medievales en la plaza ha cambiado y hasta puede escribir una tontería condenatoria en Facebook o Instagram, poner “like/me gusta” y gozar de la impunidad que otorga el no sufrir las consecuencias inmediatas por ello.

 

El compromiso

Es por estas y otras razones que hoy inauguraremos un espacio de pensamiento y análisis sobre cuestiones internacionales, tratando siempre de ser objetivos y de ofrecerle al lector los estándares de calidad para que cada uno tengo conocimiento de, al menos, una parte de la complejidad de las cosas servirá para entrenar el ojo y distinguir los grises, alejándonos del blanco y el negro que suelen teñir las noticias.
Hablaremos en esta columna de lo que pasa en el mundo, de quién es quién en el panorama internacional.
Profundizaremos cuestiones de la geopolítica mundial que afectan y afectarán aún más a cada argentino y a cada chubutense. Hablaremos con algunos protagonistas y nos informaremos con los testigos o sobreviviente. Estaremos en lugares en los cuales pasan las cosas y les contaremos lo que allí veamos, sabiendo de antemano que toda mirada parte tanto del conocimiento como de los prejuicios.
Pero lo haremos con sinceridad y honestidad en cada entrega… este es nuestro compromiso.
La Historia no se acabó, nos veremos la semana que viene.

 

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