Aniversario Trelew

Desde España a Trelew: la vida dura en la chacra

Fortunato Sáez Gil comparte sus recuerdos de cuando llegó desde España a Trelew en 1949, con tan solo 19 años. Nos cuenta cómo experimentó la cultura y la vida en este nuevo lugar, con calles de tierra y costumbres diferentes a las de su tierra natal.

por REDACCIÓN CHUBUT 08/10/2023 - 15.24.hs

(Serie de publicaciones en el marco del 137º aniversario de la ciudad de Trelew. Historias extraídas del suplemento especial del Diario EL CHUBUT "Trelew 120 años" publicado en el 2006 y reeditado en el 2016).

 

Testimonio. Fortunato Sáez Gil.                                                                              

 

“Vine a Argentina el 4 de noviembre de 1949, en el barco Cabo de Hornos, con 19 años. Estuve en Buenos Aires unos días y luego me trasladé a Trelew, donde me esperaba mi tío Ángel Gil. Así es que cuando llegué me encontré con un pueblo muy chiquito, con calles de tierra... Y para mí todo era novedad, porque era muy distinto de donde yo venía, al norte de España en la provincia de Burgos”.

 

“En ésa época, para salir los fines de semana, uno tenía que arreglarse bien... usábamos traje para ir a los bailes”. “Trabajé en la chacra de mi tío, detrás de la Capilla Moriah, durante un año. Y luego me fui a la zona de Treorcky, alquilé una chacra (de Doña Julia Llorente) con Benigno Rojo y trabajamos juntos durante un tiempo. El trabajo se hacía con caballos y arados de mano. Allí conocí a mi esposa, y cuando nos casamos nos fuimos a trabajar a la zona de Trelew, en la chacra de Santiago Frasser, en la zona del puente Hendre”. “Ahorré y pude comprar una chacra a medias con mi tío Dionisio Gil en la zona de Drofa-Dulog, y construí nuestra casa, donde nacieron nuestras hijas”. “Trabajé la chacra sembrando verduras. Con un camioncito iba a vender a Trelew, y como todavía no estaba construido el puente San Cristóbal, tenía que dar toda la vuelta hasta el puente Socino que era de madera y era todo un viaje”. “Tenía que ir casa por casa ofertando mi mercadería, a veces tenía suerte y vendía todo pronto, pero en otras tenía que pasar todo el día vendiendo”.

 

El camioncito. Para salir a vender verduras por la ciudad.

 

“En el año 1957, junto a varios vecinos, tuvimos que hacer defensas para que el río, que se había desbordado, no nos inundara las chacras y las casas. Envié a mi familia a Trelew, porque allí era peligroso quedarse. Pasamos frío, mojados hasta la cintura y trabajando sin descanso, y al fin logramos salvar nuestras tierras”.

 

“En esa época si uno necesitaba un médico, había que andar bastante. Era muy común que el doctor viniera a las chacras a atendernos. El doctor Viglione, el doctor Carminatti, y otros que no recuerdo, venían y nos revisaban. Y si era necesario nos llevaban a Trelew”. “En el año 1967 pude volver a mi tierra a visitar a mis padres y hermanos, y a que mi familia conociera a mi esposa y mis hijas. Aunque siempre los extrañé mucho, mi vida la hice acá, donde tengo familia y amigos entrañables”.

 

“Yo ya tengo 77 años y en estos años he visto cómo ha crecido Trelew. A veces me acuerdo como era cuando yo llegué y parece mentira que en tan pocos años haya crecido tanto...” “Sigo viviendo en la chacra, con mi hija. Tuve una vida dura por el trabajo, pero ahora disfruto descansando en compañía de mis nietas, mis hijas, y mi yerno”.

 

Fortunato Sáez Gil. A los pocos años de vivir en Trelew con el traje para ir al baile.

 

La familia. Sáez Gil, con su, esposa y sus hijas.

 

¿Querés recibir notificaciones de alertas?