Argentina ¿se someterá a las presiones chinas?

El mundo aún no tiene destino cierto, definitivo y seguro para los combustibles gastados de los reactores. Entonces lo razonable es no aumentar la producción de esos desechos con nuevos reactores. Mejor sería reducir la fábrica de basura nuclear, con el abandono progresivo de la generación eléctrica de origen atómico. Argentina no debe someterse a las presiones chinas para que complete el proceso de compra de un reactor nuclear.

En junio de 2018, el ministro de Energía de entonces afirmó que no se compraría ninguno de los dos reactores que se encontraban en negociaciones con China. Dijo: “La actual situación fiscal que tiene la Argentina nos obliga a ser prudentes. Por lo tanto, le hemos propuesto al gobierno chino suspender o postergar la construcción de la cuarta y la quinta central", manifestó.

 

China, alentada por el cambio de gobierno, presiona para que una vez por todas se complete el contrato que viene en gestión desde la época de Néstor Kichner. La razón esgrimida por el anterior ministro no solo subsiste, sino que se agravó. Después de haber renegociado la deuda con el FMI, el país no puede embarcarse en nuevas y significativas deudas. Es de suponer que el Fondo no lo admitiría. Es lógico, si el país posterga pagos por imposibilidad de satisfacer los compromisos internacionales, no está en condiciones de tomar nuevos.

 

Si Argentina pudiera acceder a créditos chinos, hay otras inversiones en perspectiva mucho más favorables, razonables y convenientes para el país, como apoyar a la provincia de Mendoza con financiamiento para el proyecto hidroeléctrico de Portezuelo del Viento, o la explotación del reservorio de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta, o el proyecto Chihuido, sobre el río Neuquén, paralizado por crisis económicas, o retomar la construcción de las represas Cóndor Cliff y La Barrancosa en la provincia de Santa Cruz, etc.

 

Comprar el reactor significaría solo satisfacer la intención china de ampliar la influencia en la región.

 

Argentina no tiene urgente necesidad de aumentar su producción energética y, si la tuviera, intentar resolverla con la construcción de un reactor no sería lo más adecuado. Para bien de Argentina, una buena decisión sería que en noviembre NO se firmara contrato para completar la compra del reactor Atucha III, sino que se cancelaran directamente todas las negociaciones.

 

Argentina NO debe incrementar la cantidad de reactores y debiera ir eliminando los que tenemos.

 

Todos los beneficios reales o supuestos de le energía nuclear, SE DERRUMBAN al no disponer Argentina, NI EL MUNDO, un destino cierto, definitivo y seguro para los combustibles gastados de los reactores, que irradiarán por decenas de miles de años, comprometiendo así el futuro de generaciones y generaciones de argentinos. Si no tenemos donde alojar la basura, lo primero que debemos hacer es tratar de producir la menor cantidad posible.

 

Actualmente el abandono de la energía nuclear es una tendencia global. Dinamarca y Portugal no aceptaron centrales nucleares en sus territorios. Italia y Austria, por voto popular, renegaron. Nueva Zelanda no utiliza reactores nucleares para la generación de energía desde 1984. Otros como Alemania, España, Bélgica, Países Bajos, Suecia, Suiza, Polonia, Corea del Sur, van en camino, con un cierre programado y escalonado de sus centrales. Filipinas planea convertir la Planta de Energía Nuclear de Bataan en una planta alimentada por gas. Francia no anunció cierres, pero por ley sancionada el año pasado, reducirá el peso de la E.N. en la producción de electricidad. En Estados Unidos hay fuerte presión.

 

Las causas del abandono son varias: 1 Los combustibles gastados, muy radiactivos, son peligrosos, complicados de gestionar, extremadamente perdurables y contaminantes. 2 Preocupan los accidentes, ya se produjeron SIETE muy graves. 3 Las centrales, y los residuos acumulados junto a ellas, pueden ser objetivos del terrorismo. 4 La humanidad cada vez adquiere más consciencia que debe combatir todo tipo de contaminación y luchar en favor del

 

medio ambiente. 5 El auge de las energías renovables, más limpias, menos peligrosas, menos exigentes de inversión, mayor velocidad de instalación y más rentables han potenciado el declive nuclear.

 

NO MÁS DEUDAS, NO MÁS RESIDUOS.

 

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