Detrás de las palabras

Hace algunos días asistí a un festejo de cumpleaños diferente, uno de esos que durará tantos días!… por no decir toda la vida. Sofí cumplía 10 años, y ansiaba profundamente festejarlo, no habría amigos en torno a su mesa como otros años, ni piñata, ni juegos de atraparse, ni peloteros ni…ni… pero «qué podría haber»? se preguntó su familia, y entre padres, tías, abuelas, de ciudad a ciudad y de continente a continente fueron acercando ideas. 
Había que mandar invitaciones cual gaviotas que agitan alas con entusiasmo, este sería un viaje distinto, brisas y vientos las llevarían… cruzarían pueblos, mares y montañas… cruzarían golpeando puertas y ventanas sin siquiera salir de su casa…las redes las llevarían, esas nuevas amigas que en un momento dan la vuelta al mundo como gaviotas entusiasmadas.
 Y un día una de ellas me convocó a la Megafiesta de Sofí, la verdad que desde mi ser de inmigrante tecnológica no lo entendí muy bien, proponían acercar a su correo alguna salutación. Yo no estaba muy segura, hice lo mejor que pude y se la mandé.
Y el día esperado muy temprano comenzaron a llegar saludos, palabras, dibujos, poemas…venían de tantos lugares!! Menos mal que a la mamá de Sofi se le ocurrió y había comprado un globo terráqueo y fueron ubicando en él la procedencia de cada una. A Sofi no le alcanzaban los ojos para ver cuánta gente vivía en ese globo redondo que marcaba pueblos y fronteras, océanos, bosques, montañas… que hablaban distintos idiomas y que según veía unos andarían con la cabeza para arriba y otros para abajo… cómo era eso???? 
Y qué encima daba vueltas…estarían todos mareados??? y tenían distintas costumbres… cuando unos se levantaban otros se preparaban para acostarse, algunos estaban en la playa y otros muy abrigados… y mientras unos vivían en grandes ciudades con rascacielos otros en pequeños pueblitos, algunos eran navegantes solitarios y otros escribían en diarios…
El cumpleaños de Sofí fue hace muchos días, pero ella todavía se sigue preguntando y averiguando y haciendo girar ese globo terráqueo… sus ojos sorprendidos no paran de hacer preguntas, y ella aprende y juega , e imagina y dibuja y les escribe a estos nuevos amigos y escribe cuentos que se le ocurren , y saca cuentas de las distancias y del tiempo que necesitaría para ir a visitarlos, y descubre que hay sábanas y  sabanas, y que la selva no es como el monte, y que los animales no viven en los mismos lugares ni comen las mismas cosas… y que en algunos países los chicos hacen cosas diferentes o parecidas a los de otros partes, y que hay peces que pasan del mar al río, y que el mar es salado y el río dulce, y que en algunos lugares a los abuelos se los considera sabios por todo lo que han aprendido en la vida, y ella mira a su abuela  preguntándose dónde guarda tanta sabiduría… y mira y piensa que  el horizonte es una gran adivinanza, siempre se escapa un poco más allá, y piensa si tal vez es como el globo terráqueo que va cambiando al girar…y cada día se le ocurren preguntas nuevas y alguien le ayuda a buscar respuestas… otras  está aprendiendo a buscarlas sola… y piensa y reflexiona y ya no le interesan tanto los juegos de la play,  porque este juego es impresionante, nunca termina igual…. Cada día trae nuevas preguntas.
Y viendo todo esto no puedo menos de pensar entre esta diferencia de aprender y aprehender, de atrapar ese instante y adueñarse de él para toda la vida. Como fotos que uno archiva y guarda en el mejor cajón de la memoria. Y veo que Sofi  sin darse cuenta está asistiendo al curriculum de la vida, ese que no está separado en módulos ni en materias, que corre por calles y callejuelas, con ese tiempo que anida en las ganas, en el deseo de andar por esas carreteras a paso libre y firme… y entonces se me ocurre pensar cuáles serán las mejores carreteras para la educación?… y en todo caso como entendemos esta?, para qué educamos?, desde este presente para qué futuro? 
Mientras pensamos ella está aprendiendo a armar su propio curriculum, ese que no falla a la hora del interés, porque lo va construyendo , de acuerdo a lo que tenga  entre manos, entre deseos y preguntas, como su mamá cuando prepara la comida cada día…