El futuro de muchos políticos depende de Correa

A quienes parece «no asustarlos sombras ni bultos que se menean» y, a pesar de las amenazas recibidas, están convencidos que los delincuentes de guante blanco deben ser sacados de circulación y llevados a las cárceles donde tendrán tiempo de llorar arrepentidos el dolor y la humillación a que han sometido a sus seres queridos que hoy no se animan a salir a la calle por temor a los insultos de un pueblo, donde la indignación está instalada en todos sus sectores. Incluso en aquellos en los que con una inocencia infantil, en algunos casos, no en todos, se aseguraba que esos gobiernos fueron los mejores que tuvo el Chubut desde la vigencia de la Democracia. 
Hoy, en las postrimerías de su tercer mandato, ya tiene asegurado un espacio en la historia provincial donde no tendrá competidor en la calificación como la provincia más corrupta del país.
Decíamos que cunde la preocupación en quiénes integran ó integraron esos gobiernos, como así también de intendentes municipales y empresarios que alegremente participaron de ese festival de coimas y sobreprecios. Y no es extraño que les cueste conciliar el sueño. Ya hay en danza algunas pruebas que a prima-facie los involucra. Algunas de una contundencia en la que será en vano alegar inocencia. Pero la mayor preocupación de esos personajes es, en estos momentos, Diego Correa. Sí este émulo de De Vido que tenía Néstor Kirchner, se decide a hablar, no quedará títere con cabeza. Y, según ha trascendido estaría decidido a hacerlo y que nada hacía sin el conocimiento del mandatario. Excepto cuando murió y prácticamente se ignoró la presencia de quien lo reemplazaba. A quien, según el rebelde intendente de Comodoro Rivadavia, Carlos Linares, mandaban al interior provincial para que se entretuviera repartiendo premios del Telebingo.