Regionales

Obligaciones compartidas

En muchas oportunidades pretendemos la separación de jurisdicciones para establecer responsabilidad frente a las quejas. Que tal materia es de jurisdicción provincial, que tal es municipal, pero en definitiva nos encontramos que el problema de la gente que se encuentra buscando una solución no se resuelve. Por una cosa o por la otra la responsabilidad es del otro. Nunca de aquél que debe responder a la queja o efectuar las gestiones para, en el tiempo oportuno, lograr la pertinente satisfacción. 

Tema aparte es lo que nos pasa a nivel nacional. En ese terreno siempre parece que las culpas y la falta de soluciones, en empleos, inversión, deuda, infraestructura, educación, seguridad, salud y fundamentalmente de inflación y depreciación de la moneda es del que se fue. Siempre del otro como si el actual no tuviera nada que ver en los desmanes que ocurren en la Nación. 
¿Será tan así? Yo creo que no. Que, en lo atinente a las soluciones, deben existir obligaciones compartidas. Y estas obligaciones deben ser asumidas, más allá de las ideologías, en un mundo que se ha convertido en pragmático para resolver los problemas de la gente. La excepción son algunos países que hablan de un socialismo del siglo XXI, luego de la experiencia que en el siglo XX han dado los países que se autoexcluyeron del sistema capitalista y le dieron al Estado la propiedad de los medios de producción. Al reconocer la historia como se han conculcado los derechos, como se retrasaron los sistemas de bienestar y como la única inversión lograda, en material bélico, no generó ninguna tranquilidad, admitiendo algunos el error ideológico, cruzaron el puente en la búsqueda de otro tipo de respuestas por parte del Estado.
 Retornando a nuestro pago chico hemos tomado conocimiento de cómo se ha retaceado colaboración en aquellas cosas que pudieron ser mejoradas. Todos conocemos la situación calamitosa en que se han encontrado los establecimientos públicos de enseñanza. También como fueron abandonados los llamados centros de encuentro y lugares que pretendían ser de esparcimiento para determinados barrios de Trelew. Obras que fueron iniciadas y hoy son prácticamente entrelazadas por telas de arañas sin dejar de lado aquéllas que, por su abandono, fueron objeto de mayores deterioros. Todo el dinero de la comunidad fue dilapidado sin responsable alguno.
 Ahora bien, si esto es así, la Municipalidad de Trelew tiene responsabilidad. Un ejemplo es la escuela primaria de jornada completa Nø173, que en su traducción su nombre significa «casa de la alegría», y que se encuentra entre el barrio Guayra y el Planta de Gas. Es imposible pensar que su personal docente pueda llevar un trabajo educativo de calidad y con resultado acorde a la oferta si no analizan las obligaciones del municipio. Porque el exterior tapa lo que ocurre en su interior. Con falta de luz, en lugares anegados cuando caen cuatro gotas, sin veredas, sin el material tecnológico adecuado, mucho menos en la mayoría de sus alumnos que habitan en el barrio, donde deben retornar a sus domicilios para poder alimentarse, por la imposibilidad de la escuela de tener un comedor, resulta una negligencia compartida que no se puede soslayar. Así la escuela no atrae. El óxido de su exterior impide reflejar la luz de su interior. 
El costo para la solución de muchos de los problemas probablemente sea la existencia de una pesada burocracia. Si es así se impone su corrección. En educación todo es inversión.
 

 

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