Regionales

Basura nuclear, nefasta herencia (IV)

En la década de los 80 se intentó iniciar la construcción de un Basurero Nuclear en Gastre. Hoy, a más de 40 años de aquel frustrado intento los principales desarrolladores de la energía nuclear, disponen de un Almacén Geológico Profundo, para depósito definitivo sus desechos.

En la década de los 80 se intentó iniciar la construcción de un Basurero Nuclear en Gastre, provincia del Chubut Hoy, a más de 40 años de aquel frustrado intento, y a más de 75 años de iniciada la era nuclear, Estados Unidos, Francia, China, Reino Unido ni Rusia, los principales desarrolladores de la energía nuclear, disponen de un Almacén Geológico Profundo, para depósito definitivo sus desechos.

 

         Solo Estados Unidos tiene en Carlsbad, Nuevo México, un almacén operativo en profundidad, en el que solo se depositan residuos de armas atómicas y de otros orígenes, pero no admite de reactores productores de electricidad. Corea del Sur tiene uno en experimentación que aún no recibe desechos de alta radiactividad y Finlandia planea este año, o el próximo, poner en operación, un repositorio que está terminando en Onkalo. Francia Rusia, Suecia, tienen laboratorios soterrados estudiando formaciones geológicas, evaluando su posible utilización como depósito nuclear. Alemania tiene todo su territorio estudiado, pero no ha decidido todavía el lugar de radicación del almacén nuclear.

 

        El paso del tiempo ha puesto de manifiesto lo que significaba el intento en Gastre, pero no era difícil darse cuenta. Argentina tenía entonces un solo reactor productor de electricidad en Atucha, y la cantidad de combustibles gastados acumulados era ínfima, al lado de los miles de toneladas de residuos de armas atómicas y combustibles gastados que acumulaban las grandes potencias. Tampoco había urgencia de enterrar los residuos argentinos, aún se mantenía la esperanza de poder utilizarlos para producir más combustibles.

 

          Dolorosa comprobación.

 

          Es doloroso advertir que, movidos vaya a saber por qué intereses, había argentinos que apoyaban semejante desatino.

 

Los habitantes de Chubut y de otras provincias, advirtieron la falacia de los argumentos que se enarbolaban en aquellos momentos, se dispusieron a no permitir aquel dislate, e iniciaron un movimiento de resistencia que culminó el 17 de junio de 1996 con una recordada caravana, un verdadero hito en la historia ambiental, no sólo de Chubut, o de la Patagonia, sino de la Argentina.          

 

          La "epopeya antinuclear" comenzó en 1986 con las primeras noticias respecto a un proyecto para construir un basurero de residuos nucleares en Gastre y se consolidó en 1996 cuando avanzó un proyecto legislativo nacional al respecto. La investigadora Ayelen Dichdji reconstruye la historia del Movimiento Antinuclear de Chubut (MACH) liderada por Javier Rodríguez Pardo, como una lección de rebelión democrática territorial frente a las imposiciones de la tecnocracia nuclear globalizada.

 

        Afirma la investigadora que la provincia del Chubut, se puede considerar como semillero de la batalla en conflictos socioambientales en el país. Aunque parezca desmedida, la afirmación cobra sentido cuando pensamos que el territorio albergó la primera disputa ambiental que dio lugar al fortalecimiento del movimiento ambiental en Argentina.

 

       Dos meses después del desastre de Chernobil, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) anuncia -sin previa consulta o discusión con los pobladores de la localidad de Gastre que cuentan con un proyecto para instalar un repositorio nuclear en la zona que ya se encontraba habilitado. Si bien se presenta como una posibilidad de incrementar las fuentes de trabajo, en realidad es una falacia que esconde el verdadero objetivo: convertir a la Patagonia en el basurero nuclear del mundo.

 

        En octubre de 1986 se registra la primera acción colectiva en oposición a este basurero cuando durante los festejos por el centenario de la ciudad de Trelew, se le acerca al presidente Raúl Alfonsín una proclama bajo el lema “No al basurero nuclear: Señor presidente no firme”. El mandatario manifiesta, en ese mismo acto, que no haría nada que pusiera en peligro a esa u otra región del país. Así, el primer paso estaba dado y sentaba los antecedentes necesarios para continuar con esta pugna.

 

         La lucha no violenta también es un camino. Chubut de pie le dijo no al basurero nuclear.

 

         Hace poco se divulgó la intención de instalar un reactor nuclear en la zona de Sierra Grande Rio Negro. Chubut reaccionó.

 

          Hoy la lucha es otra. Los últimos cinco gobiernos nacionales, incluido el actual, proponen la compra de reactores nucleares a China, posiblemente solo para mostrar a Estados Unidos un acercamiento al coloso oriental, con la finalidad de mejorar su actitud de apoyo al país en sus conversaciones con el FMI. La forma de aumentar la producción de electricidad en el país no es precisamente con energía nuclear. En la Patagonia tenemos un recurso eólico estimado en 2.000.000 de MW de potencia, que podría explotarse, inclusive para producir hidrógeno. Los reactores nucleares producen combustibles gastados, desechos altamente radiactivos y perdurables por milenios, que como dijimos, el mundo aún no tiene destino final definitivo para ellos. En tales condiciones es inconcebible aumentar la producción de esos residuos con otros reactores.

 

           Ahora es el país entero el que debe decirle

 

NO A NUEVOS REACTORES NUCLEARES EN ARGENTINA Y

 

DESACTIVACIÓN PROGRESIVA DE LOS ACTUALES.

 

 

 

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