Regionales

Aseguran que cada vez menos personas quieren trabajar en campos porque tienen planes sociales

Lo aseguró Javier Trucco, dirigente de la Sociedad Rural Chubut. Dijo que si acceden al empleo rural «van en negro, pero para el productor es un riesgo muy grande que no quiere asumir».

por REDACCIÓN CHUBUT 04/09/2022 - 00.00.hs

Desde hace ya un tiempo el campo en Chubut perdió relevancia frente al apogeo de otras actividades que ofrecen mayor rentabilidad o subsistencia. Otros sectores, más allá de las crisis cíclicas que atraviesa el país, perduraron. Además, desde el sector sostienen que políticas de asistencialismo otorgaron profusas facilidades, con esfuerzos mínimos para el ciudadano.    

 

«Hay personas que no quieren ir a trabajar al campo porque tienen planes sociales», fue el concepto vertido por el dirigente ruralista Javier Trucco, para definir un contexto indeseable, al menos, desde el punto de vista de la productividad que requiere un país para garantizar desarrollo. 

 

Ciertamente, el agro fue el sector más golpeado en la última década, y quizás sea necesario computar algunos años más para describir con un detenimiento cabal la génesis del deterioro. Clima adverso, factores económicos poco amistados con los requerimientos de ruralistas, sumado al avance de los depredadores que afectan directamente la hacienda, determinaron el cierre de muchos establecimientos ganaderos (ver aparte) y con ello, la falta de interés del recurso humano. 

 

LA LLEGADA DE LOS PLANES
Es compleja la reactivación de la ruralidad «habiendo otras alternativas urbanas donde hay otras posibilidades, por ejemplo, las personas que tienen planes sociales no quieren ir a trabajar al campo, o caso contrario van en negro, pero para el productor es un riesgo muy grande que no quiere asumir. No hay dudas que es mucho más rentable acceder a un plan social que trabajar» en la zona rural, comentó Trucco a EL CHUBUT. 

 

«En gran parte -siempre referido a la actividad puntual- el plan social vino a reemplazar el trabajo del peón rural; de todas maneras, aún hay personas que acuden al campo porque tienen vocación, les gusta o se criaron en el ambiente», sostuvo. 

 

SUMAR RECURSO
Trucco mencionó que «teníamos la esperanza, a partir de una modificación al régimen, que muchas personas que tienen planes puedan trabajar en blanco en establecimientos rurales, sin embargo no fue incluido el sector agropecuario. Es una lástima, pero es una medida que seguimos reclamando» para nutrir de recurso humano al campo. 

 

En sentido, marcó que «las tareas en el campo requieren de un aprendizaje, hay gente que se crió en el ámbito, son labores que se pueden hacer perfectamente, y es una opción válida para un joven. Es importante seguir en este camino, y ante la escasez de oferta laboral de gente capacitada, podría tener interés». 

 

DEPREDACION
El dirigente ruralista agregó que el «cierre de campos por decisión de los propietarios, más allá de la cuestión económica, tiene fundamento en la amenaza constante de depredadores: el avance de estos es un fenómeno que se viene dando desde hace al menos 10 años, llámese la presencia del Jabalí desde el sur de Río Negro, el Puma, Gato Montes y la proliferación de Guanacos.

 

Todo gira también en base al despoblamiento del campo y la falta de rentabilidad que hace que no haya personas viviendo en el lugar, razón que obliga al propietario que no pueda contratar empleados porque los números no dan, eso se suma al desfasaje del tipo de cambio que hace que la lana se perciba a un tercio del valor internacional, todo resulta incontrolable».

 

Trucco alertó que «van quedando cada vez más campos vacíos que permiten la reproducción de todos estos depredadores y plagas, eso genera que el ovino no sobreviva y cierren los establecimientos. Ese fenómeno también provoca la compra de tierra por parte de las empresas de molinos eólicos». 

 

HABILITAR LA CAZA 
Consultado sobre la existencia de un proyecto que habilite la caza de las especies depredadoras, el dirigente agrario comentó que «Provincia trabajó bastante, a partir de actividades del Ministerio de Agricultura y Ganadería, sobre la capacitación de instalación de jaulas trampas para controlar la mortandad de la hacienda». Agregó que «su armado es costoso, pero la zona donde se comenzó a probar dio resultados». 

 

El programa, expuso, «se está ejecutando a través de la Subsecretaría de Ganadería, es un plan que en los últimos dos años se difundió bastante. A eso se complementa la tenencia de perros que cuidan las majadas».       

 

CAMPOS VACIOS
Respecto a los campos deshabitados, «más allá de haber un propietario en los papeles, quedan abandonados porque no se justifican los gastos para su mantenimiento.

 

Varias de las tierras vendidas se desguazaron, es decir, se retiraron alambres, techos, portones, quedan las ruinas, con lo cual hace que la posibilidad de reabrir esos campos sea casi imposible. Y además se da un fenómeno, como muchas veces lo hablamos con funcionarios, de que no podemos obligar a nadie a perder plata trabajando; mientras sea una actividad que da pérdida, donde los egresos son superiores a los ingresos, es imposible pensar que eso se puede reactivar». 

 

«Lo más complicado es la zona de la meseta donde hay menos infraestructura, caminos y comunicaciones; no tiene sentido que la gente mantenga una actividad que da pérdida, en un lugar donde además no hay otras condiciones. Muchas de los establecimientos están en manos de privados, incluso hay sitios que se los podría comparar casi a un terreno baldío de un sector urbano.

 

Cuando los números daban, eso incentivaba a la gente a invertir, y hasta no hace mucho se hacían alambres, galpones, se mejoraban las viviendas, los caminos, pero al perder rentabilidad y hacienda por los depredadores, más la falta de gente interesada en trabajar en el campo, eso genera un combo que provoca encierre del establecimiento», indicó. 

 

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