Mitos patagónicos

¿Existió la ballena tehuelche?

Hay cientos de mitos en la Patagonia, y la leyenda de la ballena tehuelche es una de las más curiosas y controversiales. 

por REDACCIÓN CHUBUT 26/01/2023 - 11.39.hs

Ilustración en texto de Gustavo Roldán, Patagonia. Tiempo de leyenda. Editorial Guadal

La ballena tehuelche es parte de la rica mitología de los pueblos originarios. Su presencia, iba más allá de su figura y hábitat. Cuenta la leyenda que, este animal no vivía en el agua, sino que era terrestre y se comía a las personas. 

 

La llegada de Goos

La historia inicia con la llega de Gosye a la Patagonia. Este había sido enviado por su hermano Nósthex, padre de Elal, con la misión de devorar cazadores y animales para liberar a su hijo.

 

Así, este valiente hermano llegó al sur de la Argentina para rescatar a su sobrino. Lo hizo convertido en una ballena, a la que llamaron Goos. Dejó de lado sus aletas y las transformó en pequeñas patas para poder desplazarse –aunque con cierta lentitud en sus movimientos–. Dado su aspecto poco amigable, decidió refugiarse próximo al mar, en un cañadón alejado de las comunidades.

 

Con el pasar de los meses, Goyse (ahora Goos) se convirtió en la criatura más temida por todo el pueblo tehuelche. Se comía bichos, animales, personas... ¡Se tragaba todo lo que se le cruzaba! Así fue que la comunidad, ya un poco resistida, decidió ir en búsqueda de Elal –su mítico héroe– para que los ayudará a frenar a la criatura.

 

Elal, héroe sagrado de los tehuelches

Ante el pedido de auxilio de los tehuelches, Elal se tomó unos días para observar a la criatura a lo lejos. Así descubrió que, cuando el animal abría la boca para bostezar, aspiraba todo lo que había a su alrededor. ¡Entonces ideó un plan! Se convirtió en un pequeño tábano y entró a la boca de la ballena en uno de esos bostezos.

 

Una vez adentro, se convirtió en hombre y se encontró con varios pobladores vivos dentro del animal. A uno de ellos le pidió su cuchillo y se lo clavó en la panza a la ballena. Goos cayó rápidamente al suelo desangrada, y todos los sobrevivientes salieron finalmente de esa cueva animal.

 

Una vez que todos los pobladores se encontraban a salvo, Elal pensó que la tierra ya no era un buen lugar para la ballena. Por eso, decidió tirarla al mar para que estuviera más cómoda. Goss ahora vive feliz en el agua, se siente fresca y ya no teme abrir su boca.

 

Fuente: Laura Expósito | serargentino.com

 

Ilustración de la foto central en texto de Gustavo Roldán, Patagonia. Tiempo de leyenda. Editorial Guadal

 

Foto del cuerpo: Encuentro

 

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