El día que Madryn se quedó sin pan: La historia plasmada en el imaginario de la ciudad
Puerto Madryn fue una de las ciudades donde desembarcaron más de 4.100 excombatientes de Malvinas, después de la derrota en junio de 1982. Los primeros prisioneros de guerra llegaron en el transatlántico Canberra el 19 de junio de aquel año, los siguientes en el buque Nortland y en el rompehielos Almirante Irízar.
por REDACCIÓN CHUBUT 02/04/2022 - 14.57.hs
En cada contingente venían cientos de soldados, muchos de ellos heridos. Según explica la historiadora Mónica Durán en su libro «El Madrynazo», este acontecimiento dejó una fuerte impronta en la memoria local, que dos años después motivó la pueblada conocida como «el madrynazo».
Luego de la rendición, los soldados no sabían a dónde los iban a llevar, pensaban en Inglaterra o Uruguay. En los camarotes esperaban el mal recibimiento, pero cuando los llamaron para comer, en los altavoces dieron la información de que iban a desembarcar en el Golfo Nuevo. Con apenas 18 años, los jóvenes pensaban en cómo iban a explicarles a sus familiares y amigos que habían perdido la guerra. En sus rostros, sus ojos reflejaban vergüenza y miedo.
El 19 de junio de 1982, los ciudadanos de Puerto Madryn salieron a recibir a los soldados de Malvinas, pero cuando intentaron acercarse al Muelle Almirante Storni se toparon con un operativo de seguridad militar que había cercado toda la zona en un radio de 3 kilómetros. Obstaculizar el encuentro con los soldados fue una decisión militar y los madrynenses vivieron con desilusión y enojo ese momento. Muchos de los que se acercaron lograron alcanzarles comida, saludarlos desde la ruta y gritarles palabras de aliento. Otro grupo de vecinos se aproximó a las Barracas Lahusen (instalaciones del Bingo Municipal), donde los jóvenes soldados fueron alojados unas pocas horas, antes de ser trasladados a sus provincias.
EL LUGAR DE PUERTO MADRYN EN LA HISTORIA ARGENTINA
Unos días después de la llegada de los excombatientes, en Buenos Aires, la Junta Militar prohibió en Campo de Mayo que los soldados tuvieran contacto con la población y los periodistas. Ya se habían provocado actos de protesta en Casa Rosada, que fueron duramente reprimidos.
A causa de esto, los militares intentaban ocultar a los soldados para evitar nuevas manifestaciones de descontento popular, teniendo en cuenta las pésimas condiciones alimentarias en las que se encontraban algunos prisioneros de guerra al llegar. Ellos fueron retenidos en los cuarteles varios días hasta recuperar peso. Esta lógica del ocultamiento, extendía el modo de actuar de una dictadura que fue capaz de instalar centros clandestinos de detención e implementar la desaparición forzada de personas.
Según explica la docente e investigadora Mónica Durán, si bien este momento tiene un gran peso en todo el imaginario de Argentina, en Puerto Madryn tiene una doble carga ya que además de encontrarse en el imaginario está plasmado en la experiencia. En ese entonces, la ciudad contaba con 20 mil habitantes, y la llegada de los soldados fue vivida de forma intensa.
UN MOMENTO PLASMADO EN LA MEMORIA MADRYNENSE
El desembarco se produjo a las 6 de la mañana. Ante la llegada del Canberra, había una prohibición muy fuerte de los medios de comunicación, para evitar que la noticia se difundiera. Esto estuvo relacionado a las políticas de desmalvinización que se fueron generando desde la época de la dictadura militar y tuvieron su continuidad en los posteriores gobiernos democráticos.
Ante la llegada de los soldados, los vecinos agotaron las reservas de comercios para conseguirles comida. Ese día, la entonces pequeña ciudad de Puerto Madryn no solo se quedó sin pan, sino también sin facturas. De a poco la gente comenzó a agolparse y derribaron la barrera que rodeaba las inmediaciones del muelle y los separaba de los soldados. Muchos vecinos cantaban, agradecían, abrazaban a los prisioneros de guerra. Algunos les extendían las manos, otras personas les pedían que les regalaran sus cascos, sus pañuelos y otros objetos para guardarlos de recuerdo. Muchas familias madrynenses invitaron a jóvenes soldados a sus casas, donde los recibieron con comida, una ducha caliente y les prestaron sus teléfonos para avisar a sus familiares que estaban con vida y se encontraban en Argentina.
La fecha de esta jornada es tan significativa para la ciudad, que de acuerdo a la Ordenanza 9449 aprobada en 2016, se instituyó el 19 de junio como el «Día que Madryn se quedó sin pan: por la solidaridad y gratitud de los vecinos» y se agregó en el calendario municipal con el objeto de que se celebre y recuerde a aquellos madrynenses que recibieron, con respeto y amor a más de 4.100 excombatientes.
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