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Milton Rhys: el soldado de los coros, del idioma y las baladas

Milton Rhys es un destacado director de orquestas, hacedor cultural, docente, bilingüe, hijo de Trelew.

por REDACCIÓN CHUBUT 02/04/2022 - 14.58.hs

Fue a Malvinas cuando ya le habían dado de baja como soldado, así que llegó solo, primero a Comodoro y luego llegó solo a las Islas. No estuvo en combate, pero luchó en ese lugar inhóspito aportando sus conocimientos: por su formación fue radioperador y traductor entre kelpers y sus superiores. 
Además de cumplir con tareas de oficina en lo que fue la Casa de Gobierno, al lado del teniente coronel Mario Benjamín Menéndez, gobernador de las Islas Malvinas mientras duró el conflicto bélico.
Milton canta y dirige coros; es bilingüe desde pequeño, y su familia siempre estuvo vinculada a la enseñanza del idioma inglés.
Y habla rápido, contando una cronología con lindas palabras, con verbos en tiempo presente. Le han dedicado «La balada del soldado solo», un texto que forma parte del libro «El desertor y otros cuentos» de Marcelo Eckardt, que se inspiró en su historia para escribirlo.
En 1982, «yo era colimba, soldado viejo, hice la conscripción en el Distrito Militar en Trelew, enfrente de la plaza. Y por una discusión con un coronel, que era el jefe en ese momento, me mandó al calabozo por 15 días. Justo antes de Malvinas», comenzó relatando a EL CHUBUT.
Recordó que esos días de calabozo los cumplió en la Base Aeronaval. Mientras hacía el servicio militar fue entrenado «para el uso de radios y yo era radio-operador. Y hablaba en inglés, porque soy bilingüe de chiquito, el idioma viene de familia».
El 1 de abril de 1982 «me sueltan del calabozo, a la tarde. Me fui a dormir a mi casa y en pocas horas me llaman, que me debía presentar en el Distrito Militar». La llamada la efectuó el coronel que lo mandó al calabozo. El mismo le dio un pasaje a Comodoro Rivadavia, «el coronel me llama, me da un pasaje y me manda en un avión de LADE a Comodoro, sin orden escrita, ni verbal.
«Cuando llegué a Comodoro no tenían idea de nada, así que estuve dos días dando vueltas, dormía sentado afuera en la guardia, hasta que me cargaron en un avión y me mandaron a Malvinas», contó.
Llegó a Malvinas, a Puerto Argentino, «y lo mismo. Dos días después dando vueltas, sin saber por dónde agarrar. Hasta que ubiqué dónde estaban montando equipos de radio, vi las antenas y demás, me acerqué, me presenté y ahí quedé. Y resultó ser que era la vieja Casa de Gobierno del personal inglés que estaba ahí en Puerto Argentino».
Cuando llegó Milton, «estaba el general Daer a cargo» y a los pocos días, «llegó el general Menéndez, que fue quien me entrevistó en inglés, para ver si era cierto que yo hablaba el idioma. Y obvio que le contesté enseguida».

 

LOS TRES DE LA FOTO
A Milton le tocó realizar un trabajo de oficina, mediador, traductor. Ahí «éramos tres soldados Néstor Roché, de Carmen de Patagones, que era de la PM y ayudaba en panadería y cocina; el chofer Hugo Franco, de Córdoba. Eramos los únicos soldados que estábamos dentro de la Casa de Gobierno», recordó.
«Vivíamos, comíamos y desarrollábamos nuestra actividad ahí», dijo, recordando a sus dos compañeros.
«Yo escribía a máquina e iba a charlar con los kelpers, con los lugareños, cuando había algún quilombo», recordó, indicando que tenía permiso y orden del general Menéndez «para acercarme a la población civil, y cuando había quilombo, con más razón.
«Yo era el único que estaba bien en Casa de Gobierno, al lado del general. Me tocó, por ejemplo, pagarle a gente de campos con ovejas, bancarme una discusión con el director del Hospital de Malvinas que era un inglés bastante asqueroso porque una noche se le mató una vaca lechera que estaba en la Casa de Gobierno. La vaca se metió a la noche, había ruido de ramas, no respondió a la orden, así que la matamos. Y luego nos hicimos terrible asado».
De entonces, Milton sólo conserva una foto: «Roché nos sacó una foto a mí y a Franco, haciendo una práctica de tiro. No tenemos una foto con Roché. Pero mi señora escribió un relato muy lindo sobre esa foto» en la que se ven dos soldados en Malvinas, pero que en realidad eran tres. El relato se llama «Los tres de la foto».

 

EN EL CANBERRA
Milton pidió que se busque parte de su historia con Malvinas por internet, ya que se ha escrito mucho sobre él, especialmente por parte de los ingleses. Así es como decidimos compartir una publicación de Infobae del año 2019, donde se destaca el rol que cumplió el soldado de raíces galesas en el buque Canberra.
Describen que «cuando Milton estuvo en la Casa de Gobierno, si bien había otros superiores que hablaban en inglés, él era el único colimba con formación intelectual; a su participación le imprimió arrojo, valentía. Su desfachatez y su educación lo posicionaron en lugares de privilegio», dice sobre él un informe de Infobae.
«Cuando finalizó la guerra, Milton se acercó a Reed, capitán civil del Canberra, el buque que el 19 de junio de 1982 trajo a más de 4.100 soldados al muelle de Puerto Madryn.
Milton recordó la travesía que precedió esa bienvenida: «A medida que subíamos al Canberra, nos iban revisando y palpando, yo y todos los que sabíamos inglés íbamos ayudando a los compañeros de la fila a traducir lo que los soldados ingleses necesitaban que hiciéramos: abrir las camperas, los bolsos, no podíamos tener cuchillos. Me tocó ir al salón principal en el que había un piano atado con una cadena».
«El Canberra era un crucero de pasajeros y para el momento bastante de lujo. Yo no era el único que sabía inglés, pero en el salón sí era el único que se animaba a traducir y a participar de las charlas. Fui al frente. Éramos como 400 que estábamos ahí tirados, espalda contra espalda. Había que organizarse para ir al baño, para que nos den la comida. Empecé a hacer traducciones y a conversar con los ingleses.
«Algunos de los custodios me preguntaron cómo sabía hablar inglés y les dije que venía de una colonia galesa en la Patagonia. Eso llegó a oídos del capitán civil Martín Reed».
«En un determinado momento me mandó a llamar, medio a escondidas. Me dijo que nos estábamos acercando a la zona de la costa y me pidió que me fijara si alcanzaba a reconocer a dónde íbamos porque a él no le habían dado esa información. Miré y vi que era una costa de acantilados bastante alta. ‘Río Gallegos no me parece, Bahía Blanca seguro que no es. Lo más probable es que estemos en la Patagonia’, le dije. Y justo ahí vi la zona del Golfo. Le comenté entonces que estábamos entrando a la boca sur del Golfo, en la zona de Península Valdés, ‘así que seguramente estamos yendo a Puerto Madryn’», relató Rhys.
El soldado argentino olvidó esa charla con el capitán británico. La posguerra le impuso otras prioridades. Pero Martín Reed lo recordó siempre: «Años después me llegó el artículo de un diario de Inglaterra donde él me mencionaba como una de las personas con las que había interactuado. Y hace poco tiempo me llegó su contacto directo gracias al doctor Eduardo Gerding, quien fue médico cirujano argentino, veterano de guerra y fundador de la fundación Nottingham-Malvinas. A través de él me llegaron sus saludos y sé que se acuerda de mí. Cada tanto nos comunicamos».
También recibió una carta de Reed en vísperas de un 19 de junio, día en que llegaron a Puerto Madryn. Le escribió lo siguiente:
«Querido Milton: Me honra enviarles un cálido abrazo a todos los veteranos de guerra argentinos y a sus familias en este día.
El doctor Mayner, nuestro cirujano de abordo en 1982, quien asistió a muchos heridos de ambos bandos, se une en expresar nuestra profunda satisfacción porque hayan retornado a casa a salvo después del conflicto.
Nunca me olvidaré de los cálidos deseos de tantos de ustedes cuando desembarcaron del Canberra el 19 de julio de 1982 y guardaré su recuerdo en mi corazón.
Les deseo lo mejor para su reunión en Puerto Madryn. Capitán Martin Reed RD».

 

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