Regionales

Devolverle al pueblo lo que les dio cuando estuvieron en la guerra

Cuatro historias de chubutenses que fueron a Malvinas y que, cuando el tiempo fue cicatrizando las heridas, decidieron hacer algo por los demás, por el pueblo que los acompañó cuando estuvieron en combate y, aunque pasaron los años, nunca olvidaron el afecto que recibieron y que reciben por ser veteranos de guerra.

por REDACCIÓN CHUBUT 02/04/2022 - 14.59.hs


Nunca olvidaron que el pueblo organizó colectas solidarias, que les dio pan cuando volvieron, que tejieron abrigos y enviaron cartas y chocolates. Lo que pasó en el medio, no tiene nada que ver con el amor y el respeto del pueblo para con los veteranos.
Gerardo Báez, de la Agrupación de Veteranos de Malvinas de la Policía de Chubut, y Luis González, vienen realizando desde hace más de una década diferentes campañas solidarias para la gente del interior: libros, juguetes, ropa, banderas, alimentos no perecederos, calzado, útiles escolares y cuando fue la pandemia recolectaron insumos de limpieza para hospitales y puestos sanitarios de los pueblos.
Isabelino Aguilera, de Las Plumas, todos los años junto a su esposa, agasaja a los niños de su pueblo cada 2 de abril. Prepara una gran choriceada y una merienda suculenta, además de contar sus días vividos en 1982. Siempre recibe el afecto de sus vecinos y vecinas en estas fechas, y la comunidad educativa de la Escuela 77 lo convoca a los actos patrios y resaltan la presencia del veterano de Malvinas, nacido y criado en Las Plumas y que fue a la guerra.
Herminio Cárdenas, único veterano de Malvinas de Paso de Indios, pero que reside en Trevelin desde hace más de dos décadas, es el presidente del Centro de ex Combatientes de esa localidad cordillerana y decidió abrir un comedor para poder ofrecer un plato de comida a los más carenciados.
Báez, González, Aguilera y Cárdenas devuelven gratitud a quienes los acompañaron en la gesta y siguen haciendo solidaridad en los pueblos.

 


 
RECORRIDO DESDE
COLAN CONHUE
 Hace 10 años, el veterano Luis González de Rawson se enteró que en Colán Conhué, aldea situada en la meseta de Chubut, estaban necesitando insumos para el comedor de la Escuela 79 con internado. Fue a visitar a su amigo, Gerardo Báez, de Trelew, y decidieron organizar una campaña solidaria.
Desde entonces, no han parado de recorrer los pueblos, llevando ayuda solidaria y respondiendo a las necesidades de los pobladores: “Devolver lo que la comunidad nos dio cuando estuvimos en Malvinas”. Con esa premisa, salen todos los inviernos a los pueblos que siempre necesitan ayuda. Ayuda que no tiene ningún interés político partidario. En plena pandemia, recolectaron insumos de limpieza y elementos de protección y seguridad para los hospitales rurales. Y también hicieron un viaje a Cushamen, cuando fueron las nevadas.
Los veteranos de Malvinas han recorrido miles de kilómetros transportando solidaridad. 
Han llegado a pueblos de la meseta, a los de la precordillera, a los de la frontera (como Lago Blanco, por ejemplo) y a todos los rincones que solicitaban ayuda y que ambos se enteraban de las necesidades a través de comunicados radiales. Entonces llegaban con bicicletas, juguetes, calzados, alimentos no perecederos, libros, artículos de limpieza, ropa de abrigo, agua mineral, elementos deportivos, una heladera para guardar la leche en un merendero, instrumentos musicales para una escuela...
Con muchos recuerdos, con la alegría de conocer gente y de ser siempre bien recibidos, además de malvinizar, ya que en muchos casos han sido invitados a contar sobre la gesta de Malvinas en las escuelas.
El primer viaje fue en junio del 2012: “Luis González se enteró que la escuela con internado de Colán Conhué necesitaba alimentos para el comedor. Me vino a ver y en esa época dos diputados nos ayudaron con la donación de insumos. Llevamos víveres, calzado nuevo y hasta carne”.
“A partir de ahí no paramos”, recordó Báez, en diálogo con EL CHUBUT. En esa escuela “los chicos nos pidieron bicicletas, ya que iban armando bicicletas por partes.
“Les dijimos que no les prometíamos nada, pero que íbamos a procurar conseguirles bicicletas”.
Poco después llegaron al pueblo con una camioneta llena de bicicletas, más un carro.
En el 2019, cuando los veteranos volvieron a Colán Conhué, una joven se acercó a agradecerles y recordarles que cuando era niña recibió su primera bici de manos de ellos.
  
ISABELINO, EL GAUCHO 
DE LAS PLUMAS
 Desde hace muchos años, cada 2 de abril, Isabelino Aguilera agasaja a los niños de su pueblo y este año quiere asar unos tres corderos para conmemorar los 40 años de la gesta.
Tanto a los chicos como a sus padres “además de los corderos para los chicos, tengo un lechoncito para los padres”, señaló a EL CHUBUT.
Para Isabelino “el 2 de abril es un día para no olvidar, porque yo estuve en Malvinas y no debo olvidar que volví con vida”.
“Estuve accidentado y volví vivo, disfruto y celebro el 2 de abril como un nacimiento mío más, porque llegué accidentado pero vivo. Y lo puedo contar”.
Las Plumas “es mi pueblo, vivo y me crié, y me reconocen en la escuela, las maestras, tengo amigos. El año pasado la Escuela 77 organizó una caravana en bici con los chicos pedaleando y yo la encabezaba; y se sumaron los padres. Me hicieron llorar. Todo el pueblo de Las Plumas con el veterano de guerra recorriendo el pueblo, es una emoción muy grande”.
En 1982 “yo trabajaba en un campo a 80 kilómetros de Las Plumas y me incorporé en el Regimiento 8 de Comodoro. Me llevan a Puerto Argentino el 2 de abril y de ahí a Bahía Fox, que es una isla ubicada a 120 kilómetros de Puerto Argentino. Estuve en Malvinas 2 meses y 7 días”.
Cuando volvió “estuve en el Centro del Quemado del Hospital Naval de Puerto Belgrano, me quedaron quemaduras de tercer grado”.
A Las Plumas volvió a fines del año 1983, porque antes de volver estuvo en Comodoro. En Las Plumas se encontró con su madre, “que no me conoció porque estaba desfigurado, para mí fue una emoción muy grande porque mi mamá me vio vivo”. Ocho años después se casó con Ana Angélica González, oriunda de Las Plumas, con quien pronto cumplirá 30 años de casados. Ella lo ayuda, lo acompaña y son anfitriones de los agasajos que se les realizan a los niños y niñas del pueblo en cada aniversario de la gesta.
Isabelino, además, es amante de las jineteadas y de las corridas hípicas.
 
 EL PEON DE PASO DE INDIOS
Herminio Modesto Cárdenas vivió hasta los 13 años en Paso de Indios. A esa edad se fue a trabajar como peón rural a los campos y cuando estaba trabajando en Cholila fue convocado para cumplir con el servicio militar obligatorio. Cárdenas nació en el año 1962 en Paso de Indios, hijo de Rosa Elisa López y de Faustino Cárdenas, fallecido hace no mucho.
Le costó volver al pueblo en el que se crió después de Malvinas y le costó volver a estrechar vínculos con su madre, padre y numerosa familia que tiene en el pueblo de la Herrería («todos los Cárdenas son primos y primas míos», dijo). Tan es así que pocos conocían su historia y hace unos años, invitó al intendente Mario Pichiñán, al acto realizado en Trevelin. Allí «Pichiñán me dijo que él no sabía que yo era de Paso de Indios, y al ser el único veterano de Malvinas del pueblo, me prometió que iba a construir un monumento”.
Hoy, Cárdenas preside el Centro de Veteranos de Malvinas en Trevelin. Organiza año a año las actividades alusivas a la gesta y brinda testimonio de la guerra, es malvinizador y cuenta en primera persona lo que vivió. Casado, padre de dos hijos y abuelo de una nieta y de un nieto. En Trevelin hay siete veteranos de Malvinas.
«Yo estaba trabajando como peón rural en Cholila cuando me tocó el servicio militar obligatorio. Fui a hacerme la revisación médica a Esquel, de ahí a Buenos Aires y estuve en Campo de Mayo donde recibí tres meses de instrucción militar. Luego me trasladaron a Río Grande, Tierra del Fuego, donde en 1982 estuve en el Comando de Infantería de Marina. El día 2 de abril nos subimos a un Hércules grande y de ahí aterrizamos en Puerto Argentino, el día 5 de abril. Y me quedé hasta que terminó la guerra».
"Yo viví en pleno la guerra. Con hambre y con frío, sin experiencia". Por eso, al estar a cargo de todo lo que la malvinización y que no se pierda la memoria de Malvinas, en Trevelin y sus parajes, decidió como presidente del Centro, ayudar a los que pasan hambre y “se brinda asistencia alimentaria a los abuelos y niños. Siempre estamos colaborando o realizando actividades con la comunidad» de Trevelin y sus parajes. Dijo que los siete veteranos que residen en el pueblo del Molino son muy unidos”.

 

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