Regionales

Cómo fue el rol de los medios locales durante la guerra

El periodismo tiene el deber de informar y, aunque la objetividad no existe, debe hacerlo de la forma más honesta posible. Durante la guerra de Malvinas la información que bajaban las autoridades de la dictadura era que los argentinos, como pueblo representado en los chicos que fueron enviados a dar su vida al frente de batalla, íbamos ganando. 

por REDACCIÓN CHUBUT 02/04/2022 - 15.02.hs

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Condicionados por el gobierno de facto, los medios replicaban la versión triunfalista y, en consecuencia, la desinformación era ley. Algunas revistas, radios o diarios podían ser más moderados, buscaban echar luz en los hechos, pero el terror imperante marcaba una agenda generalizada.
En la Provincia, además de EL CHUBUT, existían los siguientes medios: Canal 7, LU20, LU17, Canal 7 de Rawson y Diario Jornada. La información que recibían y retransmitían las radios venía principalmente de la agencia de noticias del Estado, Télam, entonces controlada por los militares, y de Diarios y Noticias (DyN).
Volviendo a recordar las semanas previas al inicio del enfrentamiento, un periodista de la ciudad contó a este medio que entonces no se tenía ninguna sospecha de que el gobierno argentino iba a desembarcar en las Islas. 
La Patagonia se enteró de que eso había ocurrido el 2 de abril a la mañana, el mismo día en que, a las 8 horas, en la Plaza San Martín de la ciudad se izó la Bandera Argentina y se cantó la canción a Malvinas. 
El periodismo, particularmente las radios, debieron redoblar su tarea y pasaron de transmitir de 7 a 12 horas por día a estar las 24 horas transmitiendo información con custodia policial por seguridad. Por el mismo motivo, durante todo el tiempo que duró el conflicto hubo un batallón custodiando la planta de ALUAR, la cual se suponía que podía ser un blanco al que apuntarían los enemigos. 

 

SOLIDARIDAD
Si se rememora el rol de los medios locales durante la guerra, es importante destacar la labor que realizó la radio LU17, cuyo director asumió la misión de comenzar a vincular a soldados que estaban varados en la ciudad con familias que se ofrecían a darles una mano en el difícil momento que estaban atravesando. 
Los conscriptos viajaban a Malvinas cuando el barco en el que iban se averió y debieron permanecer más de un mes en Madryn, por lo que los vecinos que los cobijaban les prestaban teléfonos para que se comunicaran con sus afectos y les daban de comer todos los fines de semana. 
En otra radio de la ciudad un periodista recibió a un soldado de Corrientes que se escapó de la vigilancia mientras estaba alojado en las barracas Lahusen (hoy Bingo Municipal) tras la rendición. El joven comió una docena de facturas y se tomó tres tazas de café.  No sabía dónde estaba y quería hablar por teléfono con su familia, su situación era desoladora. 
CONTROL Y PROHIBICIONES
Analizar el contexto en el que trabajaban los periodistas durante la guerra debe hacerse teniendo en cuenta que lo que decían, escribían y comunicaban era controlado por el Ejército, la Armada Argentina y la Policía. Quienes ejercían como comunicadores vivían un evento novedoso, inédito, algo similar a lo sucedido con la llegada de la pandemia: eran días fuera de lo común, un hecho histórico que cambió la existencia de todos los que lo vivieron para siempre. 
Sin embargo, cabe destacar que el trabajo de los comunicadores ya había sido condicionado, cambiado y modificado radicalmente con la llegada de los militares al poder. Tras el golpe de Estado, los comunicadores debieron aprender que había ciertas canciones que estaban prohibidas, al igual que algunas palabras o nombres, tales como Juan Domingo Perón. 
El Estado Mayor Conjunto dirigía toda la información, era el vocero del gobierno de facto, pero el 50% de lo que informaban oficialmente era real y el otro 50% era inventado. «Querían transmitir un exitismo que no existía», aseguró a EL CHUBUT un periodista local que recordó cómo trabajaba durante aquellos días. 
En este marco, las distintas Fuerzas Armadas tenían sus diferencias respecto de lo que creían que debían comunicar y lo que no, por lo que los trabajadores de los medios muchas veces quedaban sumidos en las internas entre ellas. Además, algunos periodistas tenían una clave que debían dar cuando los militares les pasaban comunicados oficiales, a fin de tener certeza de a quién se los enviaban.

 

TAPAR EL SOL CON LAS MANOS
La intención del gobierno militar era demostrar que todo estaba bien, instalar una suerte de posverdad que los ayudara a permanecer en el poder, porque ya visualizaban la caída del reino del terror que habían decidido instalar con el golpe de Estado que perpetraron aquel 24 de marzo del 1976. 
Mención aparte se merece el gobernador de facto de Chubut, el contraalmirante Niceto Echauri Ayerra, quien durante la guerra dio una nota para Radio Rivadavia. Dijo que el conflicto se estaba desarrollando a favor de Argentina y que «el general invierno» estaba «de nuestro lado», como diciendo que la flota inglesa no iba a soportar el frío, siendo que tenían toda la tecnología para aguantarlo, mientras que los soldados argentinos estaban pasando frío y pasaban días sin comer.
Sin embargo, algunas versiones de lo que realmente pasaba circulaban entre la prensa local. Estas venían, principalmente, de los militares que tenían vínculos con los comunicadores y que les hacían saber que no íbamos ganando. En este marco, tras el fin de la guerra, algunos periodistas tuvieron que dedicarse a otra cosa, dado que habían perdido toda la credibilidad que tenían (característica imprescindible para ejercer dicho oficio). 

 

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