EN BLANCO Y NEGRO

Los inicios del Club de Caza y Pesca: el culto a la amistad

Para el “Álbum de los Recuerdos” creemos que es importante destacar algunas de las actividades que se desarrollaban en los años 1945/1975, cuando un grupo de amigos, aficionados a las actividades al aire libre, formó la peña que denominaron Club de Caza y Pesca.

por REDACCIÓN CHUBUT 15/10/2023 - 19.27.hs

Juan Antonio Fernández, Lucio Pascual Taules y Saturnino Abad, en el mítico “transporte que los llevaba a todas partes.

 

(Serie de publicaciones en el marco del 137º aniversario de la ciudad de Trelew. Historias extraídas del suplemento especial del Diario EL CHUBUT "Trelew 120 años" publicado en el 2006 y reeditado en el 2016).

 

TESTIMONIO. Juan Andrés Fernández (con la colaboración de Edgardo y Ernesto Abad)

 

“En los descansos dominicales y festivos, luego de las labores cotidianas de cada uno, eligieron como pasatiempo la caza y la pesca; caza de liebres desde el 1 de mayo hasta el 21 de septiembre y pesca, principalmente de Meros, durante el verano”.

 

“Si bien el resultado de la caza y de la pesca era importante, ya que se establecían capacidades y competencias por equipos, que regularmente consistían en el pago del asado del mediodía, estas salidas dominicales servían en la mayoría de las oportunidades para reunir a otros amigos, que acudían para participar en los suculentos asados en que solían terminar las salidas, principalmente los días de cacería. A la hora de comer se comentaban las anécdotas del día y se hacía culto de la amistad”.

 

Otra salida. De pié están Eugenio Krebs, Eddy Krebs, Saturnino Abad, Enrique Teixeira, Antonio García. Agachados Vicente Piccolo, Juan Antonio Fernández e Ignacio Pérez.

 

Deportistas. La “parada” orgullosa y el buen ánimo después de una jornada de caza. Más tarde vendrían el asado obligado y las anécdotas.

 

 

Los trofeos de una jornada de caza. En la foto aparecen, de pié, Eugenio Krebs; Francisco Pérez; Alvaro Guargini; Francisco Pérez Aguirre; Ignacio Pérez; Eugenio Pastrian; Ignacio Goldaracena; Eddy Krebs y Juan Antonio Fernández. Sentados, liebres en mano, están Antonio García, Enrique Krebs, Enrique Teixeira, Pascual Taules, Justo Fantini, Francisco Piccolo y Saturnino Abad.

 

 “Este grupo de amigos, entre los cuales podemos citar a Don Justo Fantini, Don Francisco Goldaracena, Don Saturnino Abad, Don Francisco Pérez Aguirre, Don Lucio Pascual Taules, hermanos Don Francisco y Don Ignacio Pérez, hermanos Don Francisco y Don Vicente Píccolo, hermanos Don Eddy, Don Enrique y Don Eugenio Krebs, Don Ignacio Goldarecena, Don Enrique Teixeira, Don Juan Blanes, Don Antonio García, Don Alex Poppe, “El Negro Bazzana”, Don Octavio Sager, Don Eugenio Pastrian, Don Juan Andrés Fernández y Don Oreste Visotto, mediante el aporte solidario; adquirieron de Transportes Patagónicos un pulman en desuso, el que convenientemente reacondicionado sirvió para realizar los traslados hasta las zonas de caza y/o los costos de pesca, entre los cuales se contaban ‘Santa Isabel’, ‘Aguirre’, ‘Baztarrica’, ‘Doña Castora’, ‘Punta Ninfas’ y otras caletas a las que se tenía acceso debido a la buena amistad con los dueños de los establecimientos ganaderos”.

 

“Los imponderables de la edad y algunas ausencias zonales que se fueron produciendo, dieron lugar a que un día se declararan terminadas estas actividades. Y como consecuencia de ello, el pulman fue obsequiado al ‘Club Náutico de Caza y Pesca Submarina’, de reciente creación por aquellas fechas. Los donantes, integrantes de aquel entusiasta grupo de pescadores y cazadores, fueron nombrados ‘Socios Vitalicios’".

 

Las mismas caras, muchos años más tarde. De pié: José A. Fernández; Ignacio Goldaracena; Mario Bensimón; Octavio Sager; Francisco Pérez; Eugenio Krebs; Francisco Cuenca; Dionisio Velásquez; Lucio P. Taules; Antonio García; Héctor Valschi; e Ignacio Pérez. Sentados: Oreste Visotto; Juan Andrés Fernández; Joaquín Fernández; y Francisco Pérez Aguirre.

 

“Tantas jornadas vividas siempre dejaron anécdotas, como viajes truncos por rotura del pulman. A veces también se encontraban rotos los caminos y había que caminar hasta las playas con la carga de los víveres y los equipos de pesca”.

 

“También registramos alguna llegada al campamento después de cinco horas de correr y caminar, cazando y encontrar al encargado de hacer el asado, dormido por efectos de su abuso de la ‘Dama Juana’, el fuego sin prender y los cazadores muertos de hambre. También recordamos que por estreno de una escopeta automática, al apretar el gatillo por primera vez, a algún amigo se le escaparon los seis tiros seguidos dando lugar a toda clase de ‘cargadas' y juerga entre los campañeros, y alguno que la primera vez que fue a pescar meros, (usábamos cañas de colihue con tanza de hilo y anzuelos atados en la punta) tiraba la línea en el mismo pozón que los demás y mientras todos sacaban, él no sentía pique (¿sabría lo que era un pique?); motivo de risa para todo el viaje de regreso”.

 

“Como final de esta agrupación, se celebró una comida de despedida en el magnífico lugar de Doña Emma Socino, a la que acudió también buena cantidad de los amigos habituales, entre los cuales vamos a citar algunos: Don Mario Bensimón, Don Constantino Benito, Don Joaquín Fernández, Don Ángel Ricardo Castro, Don Dionisio González, Don Benedicto Terrone, Don Francisco Cuenca, Don Héctor Valsecchi, Don Raúl Roselló, Don Andrés Garate, Don José Antonio Fernández, Don Gerardo Cufré y algunos hijos y familiares de los participantes”.

 

Oreste Visotto y Daniel Hugo Fernández.

 

Varias caras conocidas. Los amigos se iban sumando en cada salida, incluso algunos con sus hijos más chicos.

 

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