Trelew y las comunicaciones: cuando volar al valle era una aventura
El testimonio es de la esposa de un viejo empleado de Aerolíneas Argentinas. Se trata de Alfredo Evans, quien incluso se jubiló en la firma. Transportaba personas y cargas. Y era de la época en la que pesaban a los pasajeros uno por uno, para evitar que el avión tuviese y problemas en el aire. Juana de Evans pasó su vida junto a él, y tuvieron dos hijos. Evans dejó historias y vivencias que, para esa época, eran normales, pero que hoy se verían con rareza. Todo se hacía a pulmón. Ahora podemos revivirlas.
por REDACCIÓN CHUBUT 18/10/2023 - 09.24.hs
Alfredo Evans y el camioncito de carga para llevar encomiendas y correspondencia al correo.
(Serie de publicaciones en el marco del 137º aniversario de la ciudad de Trelew. Historias extraídas del suplemento especial del Diario EL CHUBUT "Trelew 120 años" publicado en el 2006 y reeditado en el 2016).
TESTIMONIO. Juana de Evans
“En aquel entonces, década del 50, los trabajos en los aviones se realizaban en el antiguo aeropuerto. La empresa contaba con sus propios vehículos para transportar pasajeros y mercaderías. En Trelew, Aerolíneas tenía un camioncito para abastecer de agua al aeropuerto -baños y oficinas-, un camión para repartir las encomiendas y cargas, y por último tenían un colectivo con el cual transportaban a los pasajeros. Este transporte era el encargado de llevar los pasajeros a la estación aérea, y para ello el chofer de la empresa, Alfredo Evans, debía pasar a buscar a cada uno casa por casa en horarios que se fijaban con exactitud, para que estos no perdiesen su vuelo. Pero, si el avión se demoraba, el mismo chofer debía llevar a los pasajeros nuevamente a sus respectivas casas. Y tenían que informar también -casa por casa- a qué hora iba a llegar finalmente el avión. Y a qué hora se los volvía a buscar”.
“Los vehículos tenían que estar impecables, ya que más allá de los aviones, eran la cara de Aerolíneas en la ciudad. Así es que los mismos empleados debían ocuparse de estos detalles. Incluso, hasta les pintaban los letreros cuando el duro tiempo patagónico los borraba un poco. Muchos, usaban su tiempo de descanso para esas tareas”.
“El reparto del peso en el avión también era una tarea complicada. En ese tiempo, y aunque hoy nos parezca insólito, se debía pesar uno a uno a los pasajeros para poder equilibrar la carga en ambas partes del avión. Y si en algunas ocasiones hacía falta más peso, se cargaba la cola con bolsas repletas de piedras para equilibrar todo el avión, y que no hubiese ningún problema en el aire”.
“La señalización de la pista no era como ahora. Antes se debía realizar con unos 'bochones', que eran ubicados a cierta distancia uno de otro para iluminar la pista de aterrizaje. Eran como unas bochas que tenían una mecha grande y se abastecían de kerosén. Por supuesto, esta tarea era realizada por un empleado en un camioncito que recorría toda la pista, peparándose para el aterrizaje del avión. Después, eran retirados y guardados, lo que impedía que se arruinasen o se deterioraran por el viento, la lluvia u otras condiciones climáticas”.
Las comunicaciones
“Eso sí que era un problema. La mayor parte del tiempo era por teléfono o por radio. Pero muchas veces la comunicación se cortaba, y había que adivinar cuándo llegaba el avión que había salido, tal vez, de Bahía Blanca. Esto era un problema grande para los empleados. Andaban a las corridas”.
“Yo, que fui su esposa, llegué a lavar las toallas de la compañía, que en esos tiempos se ponían en los baños del mismo aeropuerto y se cambiaban día por medio, como también en cada oficina. Pero con el correr de los años todo fue cambiando y ya no era lo mismo de antes. Empezaron a robarse las toallas, y a los que les venía bien, se las llevaban”.
“Esto por supuesto me lleva a decir que tanto mi marido como los empleados del aeropuerto vivían allí y disfrutaban muy poco de su vida cotidiana”.
“Mi esposo se jubiló con 37 años en la compañía y muy satisfecho, porque siempre cobró en término y si hacían horas extras también se las pagaban en término, mes por mes”. “Tengo dos hijos, son empleados provinciales y estoy muy orgullosa de tener a mis hijos nativos de la ciudad de Trelew. También tengo cuatro nietos. Soy de Sierra Rosada, pero con 53 años aquí”.
“Este relato es en honor a mi marido que ya no está. Y que por supuesto le hubiese gustado contar él mismo”. “Es en recuerdo de Alfredo Evans y de aquellos empleados que, al igual que mi marido, lucharon día a día por su empleo y para poder brindar un servicio intachable a todos aquellos que viajaron alguna vez en Aerolíneas Argentinas”.
Bautismo del Boeing “Ciudad de Trelew”
El 29 de julio de 1971 se bautizó el avión Boeing 737-287C, matrícula LV-JNE de Aerolíneas Argentinas, con el nombre “Ciudad de Trelew”, para que recorra los cielos del país llevando el nombre de nuestra ciudad. En la foto se ve a la madrina, Leonor Garrido de Costa (esposa del Gobernador en aquel entonces) acompañada por el Brigadier José María Klix, por entonces presidente de Aerolíneas Argentinas. (Gentileza Oscar Jones).
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