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Madrynazo: Un suceso marcado por la identidad y la memoria colectiva

La posdictadura coincidió con la posguerra y el gobierno de Alfonsín, elegido democráticamente en 1983, debió enfrentar las consecuencias de la guerra de Malvinas en un contexto que estuvo siempre amenazado por el peligro real de un golpe de Estado.

por REDACCIÓN CHUBUT 02/04/2022 - 14.46.hs


En la agenda política de la vuelta a la democracia, el tema Malvinas generaba una cierta incomodidad porque remitía a la idea de una gesta llevada adelante por los militares, quienes a pesar de su imagen negativa buscaban legitimarse a partir de esa acción.
En este contexto político, que muchos autores llaman desmalvinización, ocurrió el madrynazo. En septiembre de 1984 en el marco del 25° operativo UNITAS, cuatro buques estadounidenses pretendieron amarrarse en las costas patagónicas. Si bien Argentina no participaba de este operativo, accedió a un pedido de la Embajada de Estados Unidos, para reabastecer sus buques en Puerto Madryn, aprovechando la condición de puerto de aguas profundas.
El entonces canciller de ese momento, Dante Caputo, consideraba que este permiso podría contribuir a la recomposición de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, deterioradas por el apoyo que había brindado a Gran Bretaña durante la guerra.

 


En la segunda semana de septiembre de 1984, se produjo en Puerto Madryn una gran movilización. Frente al posible ingreso de la flota norteamericana “Atlantic South Force” conformada por cinco buques, se inició un proceso de participación y compromiso con la realidad que había resultado de la guerra de Malvinas, y que se hizo visible a partir de una manifestación masiva que buscaba evitar el mismo.
La amplia movilización que llevaron adelante los vecinos junto con las gestiones realizadas entre las autoridades provinciales, dieron como resultado el alejamiento de la flota de las costas madrynenses.
 
EL RECHAZO DE LOS VECINOS A LA FLOTA NORTEAMERICANA
El proceso de movilización abarcó varios días y comenzó el 8 de septiembre, cuando los trabajadores portuarios de la ciudad difundieron la noticia que las autoridades habían pretendido mantener en secreto.
Los medios locales las recogieron y el pueblo de Madryn reaccionó. Se creó una comisión multisectorial transitoria integrada por vecinos y trabajadores, destinada a desintegrarse una vez finalizado el conflicto que estaba representando la llegada de los buques. “Hay algo que nos une, es lo indigno de tener en nuestras costas barcos que son enemigos y colaboraron con los ingleses”, afirmaban sus integrantes.
El operativo UNITAS estuvo presente más de una vez en Puerto Madryn anteriormente, y los marines norteamericanos solían frecuentar las calles de la ciudad. Generalmente, los comercios esperaban la llegada de los marines para que consumieran de todo. Dentro del municipio se preparaba un agasajo para los altos mandos del barco. Pero la ciudad rechazó su llegada de tal forma que esto no pudo ser posible.

 


 
RECONOCER EN TIEMPOS DE DEMOCRACIA A LOS PRISIONEROS DE GUERRA
La flota llegaría el día lunes 11 de septiembre de 1984, por lo que el domingo llamaron a una movilización en la plaza a las 18 horas. Algunas personas, decidieron acampar a partir del día anterior de la llegada del barco. A partir de la concentración en la plaza, una fila de autos de aproximadamente 15 cuadras se dirigió al muelle Almirante Storni. La gente comenzó a llegar al muelle, movilizándose con cánticos y carteles expresando que la flota se vaya del puerto.
En ese entonces, Prefectura contaba con una guardia muy pequeña y los trabajadores portuarios tenían la orden de no dejar pasar al pueblo. Pero en el momento en que llegó la multitud, los pasó por encima. “La gente avanzaba como hormigas”, recuerdan quienes trabajaban en el puerto.
El pueblo ingresó al muelle, gritando a los marines y haciendo pintadas con aerosol en el buque destructor “Thorn”, el único de la flota que logró amarrar. Algunas de las pintadas reflejaban el rechazo del pueblo argentino a los estadounidenses, con leyendas como “Yankees go home, Fuera Yankees, No al imperialismo”. El momento llegó a su cumbre, cuando desde la cubierta comenzaron a tirar agua.
Cuando el barco -a raíz del rechazo y las pintadas- comienza a desamarrar del muelle, la gente presente en el lugar comenzó a cantar el himno nacional argentino. El pueblo madrynense fue más que ellos, el buque se fue, pero se mantuvo en rada por un día más esperando que se calmen los ánimos. Como esto no sucedió decidieron zarpar del Golfo Nuevo.
Si bien los ciudadanos de Madryn lograron impedir que los buques norteamericanos atracaran en el puerto local, no consiguieron evitar el aprovisionamiento de la flota que se llevó a cabo en altamar con el gobierno nacional. Pero a través del madrynazo, el pueblo patagónico consumó el deseo incumplido de 1982, reconocer en tiempos de democracia a aquellos soldados que lucharon en la guerra.
 
MADRYNAZO: POR LA IDENTIDAD Y LA MEMORIA COLECTIVA
A partir de la Ordenanza 6.965 del 11 de diciembre de 2008, constituyó el 10 de septiembre como el “Día del Madrynazo: por la Identidad y la Memoria Colectiva”, con el objeto de recordar la gran movilización popular en ese entonces. 
Por un lado este levantamiento puso en cuestión la política de ocultamiento de la dictadura, y también la dificultad de analizar la guerra de Malvinas en un período de transición democrática. A su vez constituye un acontecimiento de la vida popular que dialogó con la historia nacional. Cuando los manifestantes tiraban piedras a los soldados estadounidenses parecían evocar el rechazo a las invasiones inglesas de 1806 y 1807. “El madrynazo fue nuestra revolución de mayo” expresó uno de sus participantes.

 

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