Las ópticas redujeron su trabajo a la mitad

“Los protocolos continúan de la misma manera, tratamos de agilizarlo lo máximo posible, porque estamos en invierno y la gente tiene que esperar afuera. Entonces tratamos de dar turnos para que las personas vengan y sean atendidas directamente, pero muchas veces nos encontramos con que la gente sale del médico y quiere hacer el anteojo ya porque lo precisa. Convengamos que el que viene acá no lo hace para comprarse un pantalón o zapatillas, solamente viene por una necesidad visual”. Alcohol en gel, atención de a dos personas como máximo, tapabocas y horario restringido, forman parte de la nueva normalidad para este comercio.

LENTES DE SOL NO
En cuanto a las ventas, Dublés aseguró que “estamos trabajando un 50 por ciento menos, pero estamos todos igual”. Además, a raíz del Covid-19 en dicho comercio no está vendiendo lentes de sol: “Hasta que la pandemia no termine no vamos a vender porque cada anteojo que el cliente se prueba nosotros tenemos que higienizarlo. Tenemos un aparato que trabaja con ondas de sonido, lavandina y alcohol, así que ese tipo de lentes, que se hacen con materiales orgánicos y policarbonato, al higienizarlo varias veces se termina rayando. Sí podemos hacerlo con un cristal mineral, que es duro y con eso no tenemos ningún tipo de problema y no corremos riesgos”.

EN CASA
La fuerte caída en las ventas tiene que ver con una menor circulación de personas, pero también con el hecho de que muchos madrynenses han visto restringidos sus ingresos en los últimos meses a causa de la pandemia. “Está el miedo de la gente, no quiere salir, ni para ir al médico ni para ir al dentista, ni al oculista. Evitan todo lo relacionado a la medicina”, finalizó el propietario del Centro Integral Patagónico de Ópticas.